CAPITULO 2 - REVELACIÓN

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Era un fastidio ir de compras y a él la mayoría de las veces le tocaba. No estaba seguro porque se prestaba a tal barbaridad. Se veía muy tonto con el canasto, se decía para si mismo, que era uno de los más grandes sacrificios que hacía en pos de sus fines de venganza. Aunque, era necesario que él vaya  después de todo, porque el tonto de Xiao XingChen nunca traía las cosas correctas, siempre lo engañaban, al igual que la inútil de A-Qing, que perdía el dinero todas las veces. Cosa que le parecía muy sospechoso, pero se conformaba con pensar que eso le pasaba a los ciegos. Más aún si eran sus ciegos, que uno era tonto e ingenuo y la otra inútil e insoportable.  Luego pensó a raíz de ese análisis, que debía haber ciegos astutos, capaces de engañar a las personas comunes. Si él fuese así sería muy audaz, sobreviviría de todas formas, se dijo.
Caminando por el sendero rumbo al mercado, siguió ensimismado en  sus pensamientos, esta vez decidió seguir maquinando en como haría sufrir al joven cultivador. Pensó en muchas maneras, pero la que más le gustaba fue, la de salir con él de cacería nocturna, y preparar "cadáveres vivientes" ( pero sin serlos)  de personas inocentes para su "nuevo compañero". Les cortaría la lengua a sus víctimas para que estás no pudieran decir nada al momento que el joven maestro de blanco las atravesará con su espada, y para engañar a está y a su dueño, le iba a esparcir polvo de cadáver.
Sonrió satisfecho al ver que su plan era bueno, pues resultaba muy convincente para él. Algún día le diría a Xiao XingChen de la cantidad de personas inocentes que había asesinado y le preguntaría qué iba hacer ahora, ya que esos fueron crímenes imperdonables. ¿Cómo se sentiría? Soñaba verlo rendido y humillado. Y de nuevo esa sensación extraña que nacía de muy adentro de su pecho que lo hacía sentir ... "raro". Esa era la palabra RARO. Hizo una mueca de desagrado, algo confundido al no poder comprenderse.
Siguiendo con sus pensamientos, esta vez imaginándose el final, porque todo el tiempo no iba a estar fingiendo ser el amigo perfecto, alguna vez tenía que revelarle la verdad, esa verdad que también le causaría daño.
Cómo se sentiría salvar a su enemigo y dejar que éste lo utilice, lo traicione, y cuantas cosas más. Seguramente librarían una pelea, en el fondo le gustaba pelear con el, le agradaba su manera de moverse junto a su espada. Pero un estado de vacío surgió cuando imaginó que tarde o temprano debía matarlo en realidad no quería hacerlo, la pregunta era ¿Por qué?¿Por qué no quería? Se enojó por eso, al no entender el porqué.
En ese momento deseo con todas sus fuerzas poder entender tal sentimiento, se merecía comprender qué le estaba pasando con ese tonto ciego.

¡Ten cuidado jovencito! - Exclamó una anciana al ver que el chico casi la atropella - Vienes muy entretenido con tus pensamientos y no prestas atención  tu camino. - Su voz era autoritaria.

Xue Yang volvió de su mundo de pensamientos maliciosos para encontrarse con esa mujer extraña - No me molestes anciana, hoy no estoy de buen humor para oír quejas. - replicó molesto por el regaño.

La viejita se sentó a la vera del camino, sobre una piedra que se encontraba allí, lo miró por un momento y le dijo: - Ven jóven, acércate a mí - E hizo un ademán para indicarle que se aproxime a ella - No me mires así - Continuó diciendo - Soy una anciana, ¿Que te puedo hacer?

Él sonrió muy divertido y como burlándose le respondió - Convertirme en sapo si eres una bruja o demonio, ¿Cómo se que no lo harás? - Se puso en alerta, porque no estaba mal pensar que el sarcasmo que dijo podría resultar  cierto.

La anciana rió muy alegremente y respondió: - No sería necesario pedirte que te acercaras para poder convertirte  en un sapo, lo haría desde aquí cómodamente, e incluso si trataras de escapar.

El joven la miró dubitativo por unos segundos y luego poniéndose serio le dijo: - No tengo ni tiempo, ni paciencia para quedarme a jugar contigo vieja loca.

Al decirle eso se dió media vuelta dispuesto a seguir su camino, cuando la mujer dijo con voz grave: - ¡Niño malcriado, eres irrespetuoso con tus mayores! - Y sonrió maliciosamente - Pero te disculpo porque sos un pobre huérfano, que creció en las calles y que ha sido abusado de las formas más crueles que puede vivir un niño. Tanto así ...- Hizo una pausa para acomodarse mejor sobre la piedra y prosiguió diciendo: - ... que tampoco te culpo que te hayas convertido en un asesino demente, sin piedad y sin corazón.

Una Oportunidad Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora