CAPITULO 8. - OSADÍA. -

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Después de unos minutos se abrió la puerta de la habitación, XingChen traía una bandeja con el desayuno y Xue Yang  lo ayudó de inmediato, pensó: - ¿Cómo puede manejarse con tanta naturalidad? Como si pudiera ver.

Las aguas se habían calmado por completo, ya no estaba descontrolado, pero si dolorido. Esos minutos que transcurrieron ayudaron para que el muchacho se tranquilizara y reflexionara en su actitud.   El comportamiento de hace un rato no le favorecía en nada ante su compañero.
Hizo todo lo contrario a lo que había prometido la noche anterior. Tenía que solucionar de alguna manera ese grave error.
Pensó en muchas excusas pero ninguna era lo bastante razonable. Así que nuevamente tenía que recurrir al perdón y a la compasión. ¡Menos mal que éstas existían! Que fastidioso era disculparse. Más cuando no era su culpa, sino de A-Qing, ese pequeño demonio con bastón, se dijo.

¿Ya estás calmado? - Preguntó XingChen al sentarse en el borde de la cama. Mientras que Xue Yang acomodaba las cosas en una pequeña mesa para desayunar.

Estoy bien, la terrible gana de matarla se me fué. Por ahora. - Miró con atención la expresión de su compañero . Vió que se mantenía  relajado y sin demostrar desagrado por las palabras que terminó de escuchar.

Tenemos que encontrar una solución a éste gran problema Xue Yang. No debes reaccionar así. - Buscó las tazas para servir el té cuando sintió que lo tomaron de la mano.

Me disculpo estuve mal. Trataré de controlarme para no causar problemas.  - Y agregó molesto - Pero no todo fue mí culpa.

Te prometí que hablaría con ella y así lo haré. - Respondió tratando de seguir con lo que estaba haciendo.

Pero Xue Yang no soltó su mano: - ¿Estás molesto por lo sucedido? ¿Verdad? Aún no me has disculpado.

No puedo felicitarte por lo que hiciste. - Dijo con sarcasmo y agregó - Pero ya está olvidado solo trata de no volverlo hacer. No te olvides que yo también tengo mi carácter. Además, no me conoces por completo. - Le dijo muy seguro de sí mismo y seriamente.

Éste sonrió por la sutil amenaza disfrazada de advertencia. Le pareció tierno y no intimidante:  - Si me dices de esa manera haces que dude en volver a hacerlo o no. - Y le acarició su mano y aclaró : - Me gustó mucho la manera en que me trajiste y me arrojaste  en tu cama, si no fuera que estaba muy enojado, iba a ser muy seductor de tu parte. Me encantaría provocarte en otras circunstancias para que tengas esa misma reacción.

XingChen se incomodó de forma inmediata, ya estaba seduciéndolo de nuevo. No era que no le gustara, sino todo lo contrario. Cada vez que le decía esas clases de insinuaciones nacían de él deseos que nunca antes había sentido. Pero se había prometido que no caería en tentación y que debía erradicar todo sentimiento que lo llevasen a sucumbir ante su compañero. ¡Qué difícil que estaba evadir tales insinuaciones cuando su corazón no ignoraba ninguna de ellas!

Primero debes aprender a conocerme  y luego a arriesgarte - Afirmó e hizo un esfuerzo sobrehumano para mantenerse tranquilo. -  Siempre me subestimas, te puedes llevar una sorpresa.

Se rió divertido e incrédulo, por lo que le dijo: - Me encanta que me sorprendas. - No creía que era capaz de hacer un acto osado, su forma de ser era de una persona muy tranquila, moralistas y bondadosa.

Creé lo que quieras, a los hechos me remito luego no digas que no te lo advertí. - estaban sus mejillas  rosadas, pero se sintío bien al saber que no se intensificó su vergüenza. - Ya que quieres sorpresas hablemos de las condiciones que debes cumplir para quedarte con nosotros. No hace falta que te diga que tomar precauciones es necesario.

Le soltó la mano y divertido respondió: - Dime  que quieres que haga y yo  haré. Lo prometido es deuda.

En primer lugar quiero tu cuchillo y tu espada - Dijo sin dudar, parecía más una orden que una petición.

Una Oportunidad Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora