Capítulo 1 -Emoción subrepticia-

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No lo entiendo ¿Por qué? ¿Cómo es posible que haya sido capaz de sobrevivir una vez mas?... Lo planeé tan minuciosamente... Esta y todas las otras veces también, pero de alguna manera él siempre conseguía librarse de todos y cada uno de mis intentos para eliminarlo ... Ibrahim Pargalli... ¿Acaso nunca seré capaz de verte morir?

Los pensamientos de Hurrem revoloteaban al compás de cada uno de sus pasos, trataba de mantenerse firme y con una postura orgullosa, pero su rostro siempre reflejaba cada una de sus emociones, estaba cansada no podría resistirlo mas, la guerra con Ibrahim llevaba años y a pesar de todos sus esfuerzos, él seguía con vida. Ni las flechas, ni el veneno, ni siquiera un montón de hombres dispuestos habían conseguido asesinarlo, ese hombre siempre se las arreglaba para salirse con la suya. Se detiene frente a la entrada de los jardines privados, sin poderlo evitar un pensamiento atraviesa su mente.

¿Sera acaso que Alá ... también esta en mi contra?  Pensaba, Hurrem.

-Sultana- Bramo con un tono de burla

-Ibrahim pasha... Empiezo a pensar que usted tiene demasiada suerte-

-Puede ser o quizá... Usted no es rival para mi, acéptelo ninguno de sus intentos ha tenido éxito-

-No me subestime, todos tenemos una debilidad y cuando encuentre la suya no voy a tener piedad-

-Sultana- Da un paso largo hasta ponerse frente a ella de un modo amenazante -Ya que usted no ha cesado en desistir de esta absurda guerra contra mi...- Toma su velo y lo hala acercándola hacia él -Me veo en la penosa necesidad de responder y créame... No le va a gustar la manera en que lo haré, pero no me deja otra opción... Estas heridas tomaron su tiempo en sanar-

Hurrem lo mira y su cuerpo se tensa, puede sentir en cada fibra de su ser un miedo atroz muy diferente de los anteriores, era un temor distinto, no era un ataque a sus hijos o amenaza de muerte. Esto iba mucho mas allá de todo lo anterior, lo podía ver en sus ojos, él hablaba serio y orgulloso incluso había algo extraño que no podía identificar,  pero sabia que si no se retiraba en ese momento lo lamentaría de verdad.

-Pasha...- Se retira de él con un largo y elegante paso hacia atrás -Si yo fuera usted no volvería a hacer eso... ¿Qué pensaría si alguien nos hubiera visto así?... Si... ¿Alguien lo hubiese escuchado amenazándome de esa manera?-

Ibrahim sonríe de un modo perverso, se sacude el rostro y la observa fijamente.

-Sultana, soy el gran visir de este maravilloso imperio y nadie... Absolutamente nadie se atrevería a decir algo malo de mi, aun si me vieran en el acto porque les cortaría la cabeza-

-Deseara nunca haberse metido conmigo pasha, esta es la ultima vez que me amenaza- Se voltea y dirige sus pasos hacia sus aposentos, no puede evitar temblar, ese miedo inexplicable le causaba gran ansiedad, por primera vez sentía que le haría algo terrible,  por lo que tenia que cuidarse bien a partir de ese momento, reforzar su seguridad, encontrar la manera de pasar todas y cada una de las noches al lado del sultán.

Ibrahim la observaba fijamente mientras se alejaba, sonrió altivamente esta vez no habría  manera alguna de que escapara de lo que había planeado con fervor mientras revisaban sus heridas en aquel lugar desolado, estaba harto de esa mujer y su arrogancia, ¿Cómo había podido atreverse a cometer tales actos contra su persona? La dañaría y no de un modo ligero como darle un susto, no de un modo letal como para matarla, seria algo mas simple y que el disfrutaría, una sola oportunidad para ponerla en su lugar, para hacerse respetar y sobretodo, para humillarla del modo que solo ella merecía.



-Madre... ¿estas bien?- Cuestiona, Mariham algo preocupada mientras sostenía un vestido.

Hurrem salió de su trance y regreso a su hija y las prendas que le mostraba.

-Disculpa hija... Estoy un poco cansada no es nada-

-¿Has dormido bien estos días? Te noto muy pálida Madre...-

-Mariham... Nuestros enemigos no van a desaparecer, me temo que harán algo en contra de tu madre... Pero no quiero que te preocupes, concéntrate en tus estudios, ten una buena relación con tu padre nunca lo contradigas, pero sobretodo ten mucho cuidado... Protege a tus hermanos especialmente a Mehmet... Si llega a pasarme algo a mi van a ir directo hacia el-

-Madre... Me asustas... ¿Quién quiere hacerte daño? Informemos de inmediato a su majestad, el no dejara que nada te pase- Mariham miraba fijamente a su madre, temblaba y denotaba una profunda tristeza en su mirada, ella siempre había sido muy segura de si misma y emanaba poder, pero algo realmente malo debía haber pasado si ahora se encontraba de aquel modo.

-Mariham... No tienes de que preocuparte, me he librado de tantas en este palacio y te aseguro que de las que vienen también, después de todo tu madre no es una persona débil, pero necesito que estés atenta y no descuides a tus hermanos-

Hurrem toma con fuerza la mano de su hija y le sonríe.

-Eres un milagro en este lugar hija mía... Debes ser incluso mas fuerte que yo... Ahora dejemos de hablar de esto y muéstrame tus joyas para saber cuales enviaremos a renovar-

Suleiman... ¿Por qué te invade el terror?... ¿Por qué no puedes descansar en las noches?... ¿Cuál es el significado de esas horrendas pesadillas que tanto te agobian?...

Los pensamientos del sultán eran difusos y extenuantes, miraba hacia el horizonte desde su balcón como de costumbre para reflexionar todo acerca de ellos.

¿Cuál es el mensaje que quieres entregarme Alá? Es verdad que nadie en este mundo es eterno, ni siquiera yo que soy el sultán del mundo... Pero... ¿Qué es ese extraño sentimiento que presiona con fuerza mi pecho cuando pienso en el futuro de mis hijos?

-Su Majestad, la sultana Hurrem esta aquí- Dice con la cabeza baja uno de sus guardias de la puerta.

-Que entre-

El sirviente le da paso a Hurrem, ella camina con gracia hacia su amado, la mejor manera de aliviar todos sus miedos es que el pose su mirada sobre ella, solo así conseguirá ordenar los pensamientos y temores que rondan por su esencia.

-Suleiman-

-Mi amada, mi luz... Sultana de mi vida- Suleiman se aproxima a ella y la abraza con fuerza.

-Suleiman...- Ella corresponde su abrazo y se siente tan relajada y protegida entre sus brazos, no hay fuerza mas poderosa que consiga darle aquel alivio.

-¿Qué te sucede Hurrem?, estas muy pálida-

-No es nada mi señor, no pude dormir bien anoche-

-No es aceptable, esta noche dormirás aquí a mi lado, y así me asegurare que nada interrumpa tu sueño amor mío-

-Suleiman...- Lagrimas rodaron por sus mejillas, las controlo de inmediato y sonrió con enorme gozo, todas su preocupaciones se desvanecían cuando escuchaba su voz, lo sentía cerca de ella, la tomaba con gran amor y cuidado contra su cuerpo. Nada la alejaría de el y por eso encontraría la manera de deshacerse de Ibrahim para siempre.

-Entonces sultana... ¿La muchacha esta lista para visitar a nuestro señor?

-Si, todo  esta preparado, por fin destruiremos a esa serpiente Ibrahim- Dijo Hatice mientras sonreía  con anhelo.

Ibrahim tomaba un sorbo de su jugo de naranja y pensaba cuidadosamente como llevaría a cabo su cometido, desde su encuentro con Hurrem lo invadía cierto ímpetu, estaba decidido a darle a esa mujer lo que merecía pero lo mas importante era que el sultán aceptase a la chica que habían entrenado por años. Firuze era su mejor recurso, pero el había aprendido a ser cuidadoso y estaba en lo correcto, después de verla partir sonrió para sus adentros.

-¿Qué es lo que harás mañana Ibrahim?-

-¿A que se refiere sultana?-

-A Hurrem... ¿Qué planeaste hacerle?-

-Es mejor que no lo sepa... Manténgase lo mas alejada que pueda de esto-

-No te pondrá en peligro... ¿Cierto?-

-No es un gran riesgo... Solo olvidelo-

Se levanta de la mesa y se retira a la habitación.Hatice prueba un bocado de su pan con miel para mitigar su preocupación.

Ahora Hurrem es mucho mas fuerte que antes... Su majestad ya no confía en él... Solo espero que aquello que hagas Ibrahim... No vaya a perjudicarte mas... No resistirá perderte...

La noche era apacible y tranquila en Estambul, Mariham desde su balcón contemplaba el ambiente en el que soplaba una brisa fresca muy tenue, imaginaba su futuro brillante al lado de su amado, a pesar de sus preocupaciones permanentes acerca de los peligros que le advertía su madre, en su mente se mantenía la idea de alcanzar la paz y de realizar todos sus propósitos.

-Sultana- Habla en voz baja uno de sus sirvientes.

-Adelante Sumurrud- Se voltea para verlo de frente. -¿Y bien?-

-Baly Bey... Ha estado cumpliendo sus deberes con normalidad... Este día no ha salido del palacio-

-Bien- Saca de su vestido una pequeña bolsa y se la entrega. -Has hecho un excelente trabajo-

-Siempre obedeceré sus ordenes mi sultana- Hace reverencia.

-Recuerda, si el habla con una mujer debes hacérmelo saber de inmediato-

-Como ordene mi sultana- Se retira.

Tormentosa obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora