Capítulo 2 -El ímpetu del accionar-

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El amanecer iluminaba los aposentos del sultán, un rayo de sol toco gentilmente el rostro de Hurrem, con ello despierta y se levanta lentamente para dirigirse al balcón y contemplar el día con ideas nuevas. Observo hacia los jardines, sus preocupaciones desaparecieron durante todas esas horas de sueño al lado de su amado,  pero de pronto las palabras de Ibrahim resonaban en su mente un escalofrió recorrió su cuerpo por completo, tomo valor y miró hacia el balcón contiguo nada, no había nadie.


Respiró profundamente y retuvo el aire por unos momentos en sus pulmones luego lo fue soltando lentamente.

Ese maldito Ibrahim... No puedo soportarlo mas... Esas malditas palabras de ayer... Tenían un tono diferente, algo que no puedo ignorar porque me hicieron sentir... En una situación muy peligrosa... Necesito deshacerme de él lo mas pronto posible... Pero debo dejar de pensar como hasta ahora... Debe ser algo definitivo... Piensa con detenimiento. 

-Mi Hurrem- Dice, el sultán mientras se aproxima a ella para abrazarla -Me alegra ver que pudiste descansar amor mío, tu rostro tiene color otra vez-

-Suleiman... Todo esto es gracias a usted... Solo puedo descansar mientras usted me otorgue su amor- Lo abraza con fuerza mientras miran el paisaje.

En el palacio de Hatice todos desayunan con normalidad, el ambiente puede sentirse armonioso y acogedor por fuera, pero dentro de Ibrahim todo era un caos, durante toda la noche no pudo dormir solo pensaba en su plan y como lo llevaría a cabo, la manera en que las cosas se darían, la expresión en el rostro de Hurrem cuando este llevando a cabo su cometido, como aprendería su lección y se comportaría a partir de entonces.

-Ibrahim...- Hatice podía sentir algo raro en el por lo que decidió enfrentarlo.

-¿Qué sucede?-

-¿Estas bien?... Siento... Algo extraño en ti-

-No es nada Sultana, me siento feliz ya que esta noche por fin lograremos nuestros objetivos-

-Comprendo, no me vas a ocultar nada... ¿Verdad Ibrahim? Prometiste ser honesto conmigo en todo sentido-

-Así es Sultana, no se preocupe que todo estará bien ahora debo retirarme, nuestro señor aguarda- Se levanto de la mesa y salio dispuesto a cumplir con sus deberes.


Mientras tanto, Mustafá llega al palacio Topkapi y es escoltado por los guardias hacía los jardines privados, observa a su alrededor no parece haber cambios desde su ultima visita, ahora solo se pregunta el porque lo mandaron llamar esta vez.

-Hijo mío- Exclama, Suleiman con los brazos abiertos.

Mustafá se aproxima hacia su padre, hace la debida reverencia para después abrazarlo.

-He llegado padre, dime ¿Qué es lo que sucede?-

-Mustafá...- Toman asiento bajo la enorme carpa que se encuentra en el jardín. -Pronto llevaremos a cabo la invasión que tanto hemos planeado, necesito que hables con Ibrahim al respecto para que estés preparado- Le toca el hombro y lo observa con orgullo.

-De acuerdo... ¿Por qué no vamos a verlo ahora, su majestad?-

-Tengo otros compromisos que atender, pero discutiremos esta noche al respecto-

-Muy bien, entonces iré al palacio de la Sultana Hatice-

Suleiman asiente y le sonríe ampliamente.

En el puerto el ambiente se siente muy diferente, tan caprichoso, lleno de secretos que terminan por enredarse poco a poco.

-¿Esta seguro de lo que va a hacer pasha?- Cuestiona un hombre, mientras le da un sorbo a su té.

-Nazu... Si no lo estuviera no te lo diría, necesito contar con tu apoyo en todo sentido, esta misión es muy importante- Hace una pausa y suspira. -Con esto por fin me quitare un gran peso de encima ¿Vas a ayudarme?-

Se quedó reflexionando por unos momentos, esta hazaña era demasiado arriesgada, aun para el gran visir del imperio, levanto la mirada hacia el con la esperanza de que su cordura regresara, pero fue en vano, Ibrahim tenia un destello de determinación en sus ojos.

-Puede contar conmigo pasha- Responde, Nazu con temor.

Hatice observa con cariño a Mustafá, cada vez que lo ve recuerda aquel pequeño niño que nunca quería ir a estudiar y que la miraba con gran admiración. Siempre le tendría un cariño especial, que estaría por encima de cualquiera de los hijos de Hurrem.

-Su alteza, me siento muy feliz de verlo- Expone, Hatice.

-Sultana, siempre es un placer volver a verla-

Mustafá la saluda con cariño todo sigue exactamente igual, tiene que desviar un par de veces su mirada para despejar su mente de la lluvia de pensamientos confusos que van cayendo uno por uno.

-¿Cómo están los niños Sultana?- Cuestiona para despejar su mente.

-Ellos se encuentran bien, están emocionados por el viaje que planificamos a Manisa, iremos durante el verano... Ibrahim desea visitarlo-

-Precisamente vengo a ver al pasha, él... ¿Va a tardar mucho?-

-No lo creo, se esta ocupando de sus asuntos de siempre, pero...-

Giran sus rostros a la par hacía la puerta que se abre, donde Ibrahim va entrando.

-Ibrahim pasha-Exclama, Mustafá con regocijo.

-Príncipe, me alegro tanto de verlo, hay unos asuntos que debo discutir con usted-

-Si... Precisamente por eso vine, su majestad me envió con usted-

-Bueno me retiro para que puedan tratar sus asuntos, con permiso, Príncipe- Espeta, Hatice luego de hacer reverencia.

-La veré después Sultana- Responde, Mustafá.

La observa alejarse y sus ideas vuelven a tomar cordura, se alegra de que su porte no pierda la serenidad que siempre lo ha caracterizado como príncipe, esta decidido a mantenerse así.


Olena cepilla sus largos cabellos dorados, esta ilusionada con el recorrido que hará por el camino dorado, observa por el espejo su larga y delgada silueta, contempla su hermoso vestido naranja, resaltando en su frente un entretejido muy notorio con patrones de rosas en una base color negra. Sus ojos dorados a la par de su cabello centellaban gran ilusión y ambición.

Se encamino dirigida por Murhan y bien protegida a su espalda por las criadas designadas a dicha misión, por el corredor Ibrahim aparece en la puerta principal de los aposentos del sultán y le da el paso con alevosía, mientras Hurrem que va llegando a la escena contempla como va entrando la chica lo que comienza a ponerla mal, pero luego fija su mirada en él, Ibrahim cierra las puertas con lentitud para después irse aproximando a ella.

Hurrem puede sentir ese escalofrió de nuevo repasar cada una de sus terminaciones nerviosas, trata de escapar del peligro inminente que se va aproximando cada vez mas, antes de poder voltear hacia atrás se ve atrapada entre los brazos de Nazu, quien la dirige a los antiguos aposentos de Ibrahim.


Tormentosa obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora