Capítulo 42 -Sentimientos en barahúnda-

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Los aposentos espaciosos que le brindo Hatice  no reducían su ansiedad, Shahrazad estaba temblando, entrelazo ambas manos para tratar de controlarse, Murhan la contempla y sabe que no se siente bien por lo que se aproxima y se arrodilla ante ella.

-Sacrificaría mi vida por usted, mi sultana-

-¿Por qué me dices esto ahora?-

-Sé cómo se siente... Por favor, permítame tratar de aliviar su pesar- Inclina su cabeza.

Shahrazad le toca el hombro.

-Querido y dulce Murhan... Esto es más que suficiente, no tienes de que preocuparte... Solo pienso en aquellas criadas que tuvimos que silenciar para que se detuvieran los rumores contra Azmahan... Me pregunto si en verdad ella ama al príncipe Mehmet, como para no medir las consecuencias de sus actos- Suspira.

-El amor... Nos hace cometer actos impensables, para sentirnos aunque sea un poco correspondidos...-

-Ella es una sultana, miembro de la dinastía otomana... Nosotras nunca sabremos lo que es el amor- Se resguarda bajo su semblante impasible.

-¿Por qué lo dice sultana?- Cuestiona, Murhan.

-Cargamos un enorme peso desde que nacemos, se nos instruye para comportarnos ajenas a los sentimientos... Se nos repite que el amor es algo peligroso ya que influye en nuestra esencia- Hace una pausa para recuperar el aliento, hablar de ello le traía nostalgia. –Es algo que no puede controlarse y nos lleva a límites perversos cuando no es correspondido... Fácilmente podría ser la perdición de la dinastía- Sus ojos se cristalizan.

-Sultana... ¿Usted lo ha sentido alguna vez?-

-Yo...- Sonríe con vehemencia. –En esos momentos lo que más deseaba era aferrarme a él, pero mi lealtad nunca flaqueo, por ello muchas veces me pregunte si había hecho lo correcto-

-¿Qué es lo que piensa ahora?-

-Veo a Hatice... Y no me arrepiento de la decisión que tome, pero estoy muy preocupada por ella-

Murhan se levanta, toma la mano de la sultana y la besa.

-¿Quiere que vigile a Ibrahim pasha?-

-Agradezco que puedas entenderme, indirectamente-

Hace reverencia, se retira y Shahrazad lo observa desaparecer tras la puerta, toma asiento frente al espejo y deja caer un par de lágrimas. Agradecía que Lufti estuviese de viaje en esos momentos ya que cada noche temía que la obligase a cumplir sus deberes matrimoniales, no podía evitarlo por siempre, pero deseaba mantener el calor que le brindaron los brazos de ese hombre solo un poco más.

-Ibrahim, esto ya es una locura- Espeta nerviosa, Shahrazad.

Observan la mezquita que tienen enfrente, a pesar de no ser tan lujosa era una prueba evidente del desapego que Ibrahim comenzaba a manifestar respecto a su amistad con el sultán.

-Sultana, no tiene por qué temer-

-¿No lo entiendes?- Lo observa un momento, pero al ver que no lo comprende suspira. –Esto es la mayor traición que pudiste haber cometido...-

-¿En verdad?- Se acerca a unos centímetros de ella y susurra. –Yo siempre he sido leal a este imperio, estoy seguro que una pequeña mezquita está lejos de ser mi perdición- Sonríe de un modo altanero.

-Ya no estás pensando con claridad... Esa mujer te ha cegado-

-Esa mujer...- Acaricia su mejilla. –Me ha hecho despertar de mi letargo, ahora sé quién soy-

Tormentosa obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora