Capítulo 37 -El origen de la avidez-

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Amine entra a los aposentos del príncipe Mehmet, él se limita a verla un poco extrañado ya que no lo había buscado antes.

-Príncipe- Hace reverencia. –Le pido que me permita hablar con usted...-

Se levanta del sillón donde se encontraba y deja su libro a un lado, se posiciona frente a ella y asiente con la cabeza.

-Su alteza...- Lo mira a los ojos. –Por favor... Libere a Baly bey... Se lo suplico-

-¿Malkocoglu está en el calabozo? No entiendo... ¿Por qué lo encerraron?-

-Eso... Es porque... Me metí en problemas con la señorita Olena... Él... Intento salvarme, pero... El pasha... Malinterpreto las cosas y pidió que lo encerrasen-

Mehmet lo reflexiona un momento y de pronto todo le ha quedado claro, la toma del mentón y sonríe.

-Así que... Baly bey, es... ¿El dueño de tu corazón?-

-Príncipe...- Lo observa suplicante, pero su expresión no cambia, la suelta y se dirige a su ventana.

-Recibirá su castigo... Es una pena... Que el guardia principal de mi padre cometa tan grave falta-

-Por favor, se lo suplico- Se pone de rodillas. –Él no tiene la culpa... Yo soy la responsable... Por favor no lo castigue...-

-Levántate-

Amine obedece y se incorpora tratando de luchar contra su llanto.

-Lo liberare-

-¿Lo dice en serio... Príncipe?- Sonríe por un momento y seca las pocas lagrimas que ha derramado.

-No comentare nada de lo sucedido... Pero...-

Ella lo mira tratando de entender sus indicaciones, teme lo peor.

-No tienes permitido volver a hablar con él- Se gira y posiciona frente a ella. –Si me entero que me has desobedecido... No tendré piedad y haré que le corten la cabeza ¿Lo has entendido?-

-Como ordene príncipe...- Aquello rompía su alma, pero estaba decidida a salvarlo.



Hurrem esperaba mientras sus criadas le colocaban su corona con rubíes, usaba el vestido rojo con tela fina en los brazos y arreglos dorados que sobresalían al frente, un escote bastante pronunciado y por último el anillo que le había obsequiado el sultán. Esa noche Suleiman le había indicado que pasara a sus aposentos, por lo que se había esforzado mucho en su apariencia, lucharía por despejar su mente y tratar de mantenerse fuerte para así demostrar a sus enemigos de lo que era capaz; por ultimo, toma aquel broche que le había llegado junto a la carta, lo toma con fuerza y comienza su andar escoltada por Gulag.

No importa lo que intentes Ibrahim... No lograras acabar conmigo... Hiciste muchas cosas en mi ausencia y te aseguro que me voy a vengar, por fortuna Rustem solo tiene heridas superficiales... La parte alegre en esto es que Mariham se preocupó por él y se mantiene a su lado en la enfermería... No hay nadie más apto para ella... Ahora solo debo encontrar la manera de bajar la tensión que existe entre los venecianos y nuestro señor... Si se desata una guerra en estos momentos... El peligro acechara en cada rincón... Con la partida de Mahidevran... Me ha quedado claro que no teme a las consecuencias... De seguir así... Mi cabeza será cortada...

- ¡Sultana Hurrem!- Grita, una chica en medio del pasillo.

Gulag se prepara para defenderla, pero Olena  lo hace a un lado y se impone amenazante frente a la sultana. Ambas se miran fulminantes, entonces Hurrem nota que la joven luce demacrada, el brillo en sus ojos se ha ido y ha dejado unas marcadas ojeras, su cuerpo apenas puede mantenerse en pie, su cabello esta despeinado y sus ropas para dormir están arrugadas.

Tormentosa obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora