Capítulo 23 -Entre el placer y el dolor-

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Hatice pasea por el Harén, observa a cada una de las criadas del palacio, a decir verdad todas le parecen iguales sin algo especial, pero luego recordó a Firial. También le parecía una mujer común y corriente, pero al momento en que se entero de todo fue que comenzó a verla como en verdad era; una mujer pequeña y muy bella, con unos ojos grandes y expresivos que harían que cualquier hombre perdiera la razón.

Pero por más que caminaba y seguía viendo una por una a las odaliscas nada cambiaba, su mente se esforzaba por sacar alguna característica especial, pero la verdad era que solo conocía el nombre de esa desdichada y ni siquiera completo ya que se trataba de un diminutivo o quizá, podría ser que no dijese su nombre completo. Estaba cansada, todo le daba vueltas debido a la falta de sueño y sus ojos le ardían debido a las lágrimas derramadas, estaba a punto de desplomarse, pero fue sujetada por Olena.

-Sultana Hatice... ¿Qué le sucede?-

-No... es nada...- Se esfuerza por responder.

-Venga, la llevare con la Señorita Gulfen- Hace que se recargue en ella y la guía hasta una habitación, la acomoda en la amplia cama y la mira con preocupación.

-Sultana no se ve bien... ¿Puedo ayudarla en algo?-

Hatice trata de al menos sentarse, pero sus esfuerzos son en vano, su cuerpo se encuentra demasiado débil por lo que no insiste y se recuesta de modo que pueda ver a Olena.

-Ayúdame a encontrarla...-

-¿A quien sultana?-

-A la mujer que... Llaman... Alex...- Se queda dormida.

Olena se aleja repentinamente, sabia de quien se trataba y que no tenia permitido revelarle nada, los recuerdos comienzan a clarificarse en su mente.

-¿Qué opinas de esta mujer?-

-Me parece... Muy hermosa...-

Aquella tarde calurosa era la conclusión de las extenuantes lecciones que tomo acerca de como comportarse ante el sultán, como debía ser y vestirse. Era un esfuerzo muy grande pero al ver que llegaban al final y pronto podría verlo la felicidad inundaba su rostro. Estar todo ese tiempo en el palacio de Ibrahim pasha y convivir con su familia la hacia sentirse unida a ellos, por lo que haría todo lo que estuviese en sus manos para protegerlos.

Aquel día descansaban en la comodidad del jardín principal del palacio, específicamente en la redonda terraza, el aire movía con gracia los largos cabellos dorados de Olena, por un momento le pareció refrescante, pero el calor de aquel día era un poco mas fuerte a lo que había sentido y ver un dibujo de aquella mujer la había impresionado; a decir verdad siempre quiso creer que ella seria la primer mujer especial para su majestad, pero ahora que conocía a lo que se enfrentaba, trato de llenarse de valor y mantener su convicción.

-Es la sultana Hurrem, esposa legal de su majestad y madre de cuatro príncipes, es tu única competencia en el palacio y a quien debes derrocar... Por ello es que te traje hasta aquí- Dijo Ibrahim luego de soltar aquel dibujo y dar un sorbo a su sharbat.

-Vine hasta aquí por el Sultán Suleiman... No voy a perder-

-No tendrás que hacerlo- Se pone de pie y observa sus estatuas dándole la espalda a la muchacha en una postura erguida. -Su verdadero nombre es Alexandra la rosa... Tal como tu, vino de Rusia... Pero lo de ella fue contra su voluntad y le arrebataron todo...- Hace una pausa breve y luego de un suspiro continua. -Mi objetivo es hacer que el Sultán se enamore de ti y así la vaya olvidando, en otras palabras... Lo que quiero es poseerla y vengarme por todos esos años en que no respeto mi autoridad. Suena cruel, pero no tengo otra alternativa, no puedo dañarla de otra manera...-

Tormentosa obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora