Capítulo 41 -Paradero nebuloso-

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No pasa un solo día sin que te piense, trato desesperadamente de seguir cualquier rastro que me guie a ti... Debes estar muy asustada, tratando de sobrevivir, esperando por mi... ¿Cómo puedo llegar a ti?... ¿Por qué Alá?... ¿Es esto un castigo por cegarme ante lo evidente?... ¿Alejarme de las enseñanzas que me brindaron mis maestros?... Ella lleva a nuestro hijo en su vientre, no tiene pecado alguno...

Los pensamientos de Suleiman, se llenan de aflicción y no consigue descansar, se culpa a sí mismo del secuestro por lo que Ebusuud le recomendó tratar de reflexionar un momento al día, lo hacía mientras caminaba por el bosque tratando de encontrar algún otro indicio que lo llevara hasta, Hurrem.

Siente como una mano le toca el hombro y vuelve a la realidad que lo atormenta.

-Su majestad, volvamos al palacio... Le prometo que seguiré buscándola y se la llevare de vuelta- Asegura, Ibrahim.

Suleiman, le da un par de palmadas en la mano y lo observa.

-Por favor... Deben encontrarla, he tratado de hablar con nuestros enemigos, pero todos niegan haber enviado la carta... No van a confesar su hazaña y no puedo beneficiar a todos porque el imperio se vería afectado...-

Ibrahim fija su vista en el sultán, aquel hombre imponente que siempre había emanado poder, ahora tenía un semblante lamentable. Aquellos orbes azules donde apreciaba su muerte ahora reflejaban una profunda tristeza sobre una capa de ojeras rosácea, parecía enfermo y moviéndose apenas por la convicción de ver una vez más a su mujer amada. Una parte de él se agobiaba al no poder solucionar las cosas y que todo volviese a la normalidad, pero la decisión estaba tomada y debía ser fuerte.

-Entiendo su sentir, es por eso que encontraremos a la sultana- Sonríe tratando de brindarle esperanza.



Baly bey había investigado día y noche sin descanso aquella ruta que Gulag, le había indicado, pero a pesar de sus esfuerzos, interrogatorios a cada persona de los alrededores, visitas a embajadores extranjeros y métodos severos de tortura a sospechosos, nada brindaba respuesta. La impotencia era absoluta y odiaba poner un pie en el palacio ya que desde sirvientes hasta el sultán le exigían un reparo que aún no conseguía por lo que decidió ir a aquel roble en el jardín para tratar de clarificar sus pensamientos, tomo asiento en el césped y vio el sol ocultarse.

-¿Malkocoglu?...- Pronuncia delicadamente la mujer y se acerca un poco.

-¿Por qué estás hablándome, Amine? te meterás en problemas...- Gira su rostro y la observa.

-No me importa... La sultana está en peligro ¿Has investigado a Ibrahim?-

-Si... Pero no me llevo a ningún lado, si el supiese el paradero de la sultana o la tuviera cautiva... Créeme que ya la habríamos encontrado, pero su rutina es igual a la mía, durante el día se dedica a investigar conmigo y por las noches lo he seguido hasta el palacio de la sultana Hatice... Permanece ahí toda la noche-

-Oculta algo... Esto lo planeo cuidadosamente, es la única persona que querría dañar a la sultana-

-Amine, ya te he dicho todo lo que sé... No hay más pistas, la gente no habla y me esfuerzo por sacarles las palabras... Pero no me temen, estoy seguro que su miedo es mayor hacía la persona que hizo todo esto... ¡No sé qué más hacer! ¡No quiero ver a nuestro sultán, marchitarse por esto!- Cubre sus ojos con su mano derecha y respira profundo para ahogar su minusvalía.

Ella se acerca y arrodilla, toma con fuerza la mano libre de él.

-Malkocoglu, solucionaremos esto... Mi trabajo es proteger a la sultana, mañana llévame contigo y la buscaremos juntos-

Tormentosa obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora