1 | Infinite 【Trollhunters; James Lake Jr.】

13 | I'm Sorry

❝Lo Siento❞

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Misterio podría ser su segundo
Nombre
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Stella Miracle, sólo conocía un sitio en toda la ciudad de Arcadia, aquel mirador donde Jim la había llevado a ver el atardecer y anochecer, por lo que luego de discutir y desobedecer a Blinky, usó el poder que tenía prohibido usar.

Sus portales.

Así que luego de saltar, vio a dónde estaba. Se sentía un poco abrumada por haber sido tan cruel y enojada con uno de los Trolls más importantes en su vida, pero debía ayudar al Cazatroles, además, ya no era una niña y pensaba que se lo había demostrado en la batalla del Puente Muertenfrente.
Suspiró molesta, estaba demasiado lejos. Cerró sus ojos un momento, la luz del sol le molestaba completamente la vista, era cierto que en Mercadotrol había demasiada luz, pero no tan fuerte como la luz solar.

—Dios, el sol es demasiado fuerte.— susurró.

Luego de unos minutos, pudo ver con claridad. Si el atardecer la había enamorado, si las estrellas la habían cautivado, el día en Arcadia era más hechizante de lo que imaginó.
Estaba de suerte, Blinky, Aaarrrgghh o algún otro Troll que pudiese ir en su búsqueda, no podrían salir por la luz que brindaba el sol.

—Tu puedes Stella.— se animó.— piensa en Jim... En su brillante cabello negro... Sus ojos azules y perfectos como el cielo...

Te pierdes Stella...

Ignorando a su conciencia, Stella entró al portal que había creado.

Llevándose una grandísima sorpresa al momento de cruzarlo.

—¡Pensaba en Jim, no en el cielo!.— gritó aterrada mientras caía de una gran distancia.

Mientras iba en caída libre, volvió a pensar en Jim. Más que todo, en el Amuleto de él, no se arriesgaria a que le pasará algo por pensar en el Cazatroles.

Serás mi perdición, obra de arte...

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—Eso fue mejor de lo que pensé.— admitió una despeinada Stella cuando pudo salir frente a un gran edificio.— lo haré de nuevo, otro día.

Miró que había un letrero que decía "Arcadia Oaks High", estaba en el lugar correcto. Corrió a la entrada principal, maravillandose con la magnífica construcción que atravesaba.

Aunque toda esa emoción se esfumó al ver a una chica igual a ella, pero de cabello negro y más delgada.

—¡No me mires, estoy desnuda!.— gritó aterrada viendo a Stella. La de cabellos negros corrió a esconderse en unos arbustos.

Cualquiera diría que todos ellos irían directo al manicomio, pero la pelirroja sabía que era obra de Angor Rot y los duendes que había soltado.
Del bolsillo de sus shorts sacó unos trozos de papel, se los puso en sus oídos para evitar que algún duende entrará en sus ser y creara alguna pesadilla que perturbara su mente.

Caminó entre el montón de bolsas de carne que parecían ser de su edad, un rubio alto se le había acercado sólo para gritarle: "¡Yo soy Steve Palchuck. Sólo yo!".