35 | Stella's Broken Soul

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Alma Destrozada de Stella

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Ella ha regresado
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Suspiró acomodándose el delicado vestido rosa pastel que le pertenecía a su madre, Amelia. Se colocó unos pendientes en forma de conchas de mar, y una estrella blanca tomando un poco de su fleco y se lo acomodó en la cabeza, cepilló lo que restaba de su cabello carmesí y suspiró nuevamente, dejando salir la tensión que la mataba.

Estaba lista para su ceremonia de decapitación, frente a todo Mercadotrol.

Miró su reflejo en aquel espejo que Blinky le había proporcionado, sus ojos no mostraban expresión alguna, sus ojeras marcaban su pálida y suave piel de porcelana, su cabello estaba perfectamente ordenado, sus labios rosas estaban en línea recta, estaba luchando por controlar aquel impulso de huir, dejar todo atrás y seguir con su vida.

Vida que estaba por acabarse.

Sus manos parecían temblar, su respiración era irregular y su estómago parecía saturarse de nauseas. Aquella sensación era inquietante, le recordaba aquella tarde del siglo XVII donde ella corría por su vida cuando la batalla del Puente Muerteenfrente comenzó, le recordaba la primera vez que conoció a Gunmar siendo el Gom-Gom que ahora era, y le recordaba a sus últimos segundos de consciencia cuando fue arrojada al Reino de las Sombras donde durmió por 9 siglos.

Parada frente al espejo, usando las pertenencias de su madre, Stella Miracle estaba siendo esperada por Usurna y sus guardias, quienes la escoltarían hasta la Forja de Héroe, lugar donde su vida iba ser arrebatada por la krubera, indicando el inicio de una nueva era, y terminando con la maldición que tenía Amelia, maldición a la que llamaba “profecía”.

—Llegó tu hora, niña.— escuchó la irritante voz de Usurna a sus espaldas.—, todos esperan.

Se giró y caminó hacia los guardias con una expresión neutra, sintiéndose solamente un cadáver yendo a que lo reconocieran nada más. Y acariciando constantemente su cuello, siendo ese el lugar en el que probablemente una daga atravesara su piel dándole fin a su vida. Tragó duro cuando todas las miradas se centraban en ella, en aquel mundo en el que podía llegar a reinar, ahora la hacía sentir como una plaga que está por arrasar con todo y debe ser extinguida lo más pronto posible.

Dos guardias se colocaron a su derecha y a su izquierda, uno a dos metros de la espalda de ella, y su frente al descubierto, para que todos vieran lo que sucedía si la raza Troll era traicionada, para que vieran a la hija de Gunmar pagar los pecados de su padre, para que vieran a la hija de Amelia arriesgar su vida por el Cazatroles.

Para que vieran el fin de Stella Miracle.

—¡No le hagan esto a mi pequeña!.— el grito de desconsuelo de Bagdwella, corriendo a arrebatar a su pequeña de los escoltas de Usurna.—¡Saben que ella jamás haría nada malo!, ¡Es una niña!.— la Troll fue tomada por varios cercanos de Stella, quienes solo callaban y miraban a una indefensa niña ser atacada por una Troll que siempre quiso el mando que ella obtendría. El maltrato que recibía Bagdwella hacía hervir la sangre a Stella, no era justo. Pero después de la mentira que dio como confesión para salvar al Cazatroles, debía ser precavida, no podía cometer otro error más que solo recibir su condena.

—¡La hija de Gunmar!.— aclaró la krubera fastidiada de tanto drama.—, el Tribunal ha tomado una decisión, y si usted no quiere ser su compañera de muerte, más le vale que se calme.— le amenazó.

—Estaré bien, tía Bagdwella.— le dijo la joven con una sonrisa sincera.— descansaré con mamá… Por fin voy a dormir.— sonrió sin vida o emoción alguna. Siendo la simple y patética bolsa de carne que la krubera creía.

1 | Infinite 【Trollhunters; James Lake Jr.】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora