1 | Infinite 【Trollhunters; James Lake Jr.】

Epilogue ━━ Infinite

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Finales Infinitos

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La batalla no había terminado.

En Arcadia sí, pero en el Reino de las Sombras se daría el golpe final, Stella "Miracle" tenía asuntos pendientes que resolver. No descansaría en paz hasta acabar con el ser frío y oscuro que había asesinado a su madre, no estaría tranquilar sin vengar aquellos inhumanos actos que fueron ejecutados sin testigo alguno, sin alguien que rindiera cuentas e hiciera sentido a la justicia.

Y ella, la gran guerrera, la Defensora de Arcadia, la que sería la Futura Gobernante de Mercadotrol, la víctima de las circunstancias y malas decisiones; sería quien cobrara cada acto, cada hechizo y cada daño a su seres queridos.

No olvidaba el gran daño que había recibido el chico de sus sueños. Y eso lo cobraría con creces.

—¡Pero qué idiota!.— vociferó Morgana frente a ella, viéndola con odio.—, ni tú, ni yo volveremos a salir, nos quedaremos para siempre, ¿Enserio arriesgaste todo por esos ingratos seres de piedra y el Cazatroles de Merlín?.

La de cabellos carmesí esquivó unas rocas que se dirigían a ella, quitándose la armadura destruida, que cada vez se volvía más pesada, dejándose llevar por el escalofriante frío del sitio, que parecía que en todo momento estabas bajo el agua.

—Sí, y lo haría mil veces más.— admitió invocando aquella daga de oro, que a pesar de haberla hecho una espada, su cuerpo no tenía la energía suficiente como para usar toda su magia y potencial.—, tú y yo tenemos asuntos pendientes.

Stella se acercó a ella con determinación, intentó golpearla e incluso asesinarla de una vez por todas. Mientras que Morgana esquivaba los ataques y lanzaba otro, ninguna tenía la intención de ceder ante la batalla y ganar el título de "derrotada".

Siendo la fuerza de voluntad, lo más poderoso que podía tener Stella, guiando su cuerpo y su fuerza al limite.

Muriendo lentamente.

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En Arcadia todo cesó, no hubo más atacados, se acabó la oscuridad del cielo, se disipó el olor a azufre y putrefacción, no se escuchó ningún sonido de espada contra espada, ni cuerpos cayendo el suelo.

Todo volvía a la normalidad. Todo volvía en paz.

Pero aún así, cada conocedor de Stella, cada maestro, compañero, amigo y su novio, sentían un enorme vacío, tan grande que no eras capaz de diferenciar entre la sensación de que te faltaban órganos en tu interior o que alguien se había ido por un bien y sin decir adiós.

—Algo no está bien.— murmuró Eli Pepperjack viendo al cielo teñirse de un intenso color verde, y luego dejar a su paso el cielo de tonalidades naranjas y moradas, dando paso al atardecer.

—Esto no me gusta.— compartió el rubio de dientes frontales postizos, imitando la acción del de lentes.—, ganamos, pero ¿A qué costo?.

Ambos se miraron con pena, teniendo más preguntas que respuestas.

—¡JIM, ESTÁS VIVO!.

El equipo incompleto abrazaba con fuerza a Jim Lake, que había sobrevivido al ataque de Morgana Le Fay. Se mostraban sonrientes con él, estaban contentos de tenerlo de vuelta, pero de sus ojos derramaban lágrimas espesas, de dolor y tristeza por la falta de la de mirada zafiro y cabellos carmesí.