49 | Merlin's Nightmares

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La Pesadillas de Merlín

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Perder al amor de tu vida

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La pregunta de Tobías Domzalski a la joven Stella Le Fay sería contestada.

Aquella pregunta tenía una gran historia para poder decir la respuesta, ¿Merlín siempre había sido un insensible, arisco y para nada agradable anciano?, la verdad era que no. Nunca había sido así, alguien lo hacía feliz, lo hacía más humilde, más sensible, más humano.

Ese alguien había sido Amelia Le Fay.

Era su ancla emocional. Era parte de su humanidad.


El joven caminaba sin rumbo fijo por el bosque a las afueras de Camelot, su mirada fría y siniestra se paseaba por cada roca y planta que estaba a su alrededor, el frío de el fin de medianoche e inicios de la madrugada le resultaba reconfortante, mucho más de lo que el calor de un hogar podía hacer.
Claro, viviendo sólo la mayor parte de tu vida te daba la ventaja de ser libre e ir hacia donde tú quisieras.

Creciendo solo desde los 16 años, y ahora con 119 recién cumplidos, Merlín deseaba encontrar su propósito en la vida, él solamente era un Mago que trabajaba para el Castillo de los Pendragón, entrenando a Morgana Le Fay y a Hisirdoux Casperan, y sin hacer nada más.

De el lugar donde les enseñaba acerca de la magia, sólo salía hacia el bosque y evitaba pasear por todo el Castillo, no le agradaba mucho los lugares que resultaban acogedores, le resultaba innecesario e incluso desagradable a los ojos. Sobre todo al ver al príncipe Arturo Pendragón siendo demasiado empalagoso con la Reina Guinevere, su esposa.

Completamente patético.

La soledad siempre había sido su tétrica y fiel amante en el mundo de la magia, y eso era reconfortante para él. No había comparación, con la soledad de su lado, nadie iba a interrumpir sus conjuros, nadie le causaría dolor y nadie lo iba a lastimar.

Y aunque parecía estar acostumbrado y amar dicha soledad, comenzaba a cuestionar si era realmente lo que quería, si debía ahogarse en la simple soledad y actuar de forma diferente con los demás. Aunque tenía sus razones para estar sumergido en ella, una parte de él era la traición innecesaria en su cerebro.

El sol comenzaba a salir, ni siquiera se inmutó al pensar en cuánto tiempo había estado en el Bosque, caminar sin rumbo fijo podía parecer una eternidad, pero al menos él tenía una eternidad que perder.


¡CUIDADO!.— una voz que aunque gritaba con suma molestia, a sus oídos llegó como el cántico de un ángel precioso, como el canto de los pajarillos en las mañanas.

Aquella melodiosa voz había cautivado por completo su atención, llevándolo a buscar a la dueña de la calidez sumamente extraña que ahora tenía.

Escondido entre los árboles, fijó su vista en el centro de un campo lleno de pasto que parecía recién cortado, aquella parte del bosque no la había visto jamás, miró con suma atención a unos Gom-Goms salvajes, quienes luchaban contra alguien. 

El amanecer hacía su hermosa aparición, ocasionando que el chico se ocultara un poco cuando la luz del Sol había cegado un poco sus ojos, cuando su campo de visión estuvo en buenas condiciones, miró de nuevo.

1 | Infinite 【Trollhunters; James Lake Jr.】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora