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Patinaba a paso lento por la pista de hielo con el miedo palpable en mi rostro, miedo de caer al piso de cara y quedar en ridiculo frente a la chica que me gustaba.
Trague saliva al verla sumergida en sus pensamientos, unos adifonos estaban en sus orejas sin percatarse de mi presencia a unos metros de ella.
Éramos solo la pista de hielo, ella y yo.
Y ella era la reina de la pista.
¿Cómo podría acercarme a una persona increíblemente genial que no hablaba con nadie en la preparatoria?
Era una chica tanto como solitaria como popular por su puesto de capitana del equipo de patinaje artístico sobre hielo. La chica fría que no hablaba con absolutamente nadie de la escuela y por accidente hablo conmigo una vez dejándome maravillado con su hermoso tono y su blanca sonrisa.
La denominaban la princesa de hielo.
Avance unos pasos hacia la rubia quien estaba de espaldas estirándose. Su falda color rojo se movía con el viento que provocan por sus movimientos limpios.
Nervioso avance unos metros más y cuando quise detenerme, los pies no me cedieron provocando que chocara en seco con el pequeño cuerpo de la rubia.
Mis ojos se abrieron exorbitantemente al darme cuenta que la chica se había golpeado contra el frío piso, al igual que sus rodillas por mi descuido.
Me levante en menos de 1 segundo para agacharme y caer de rodillas nuevamente, pero a un lado de la rubia que se sentaba con cuidado entre quejas.
— Hey ¿estas bien? — pregunte preocupado ayudando a reincorporarse y sentarse sobre el frío piso.
— Si, solo me golpee un poco — mire sus rojas rodillas, hice una mueca.
— Yo lo siento mucho, no fue mi intención, solo quería hablar contigo y... — baje mi cabeza mordiendo fuertemente mi labio — soy un tonto.
— Cometiste un error.
— Si — la vergüenza empezó a inundarme.
— Y los errores son parte del proceso, no te preocupes — la chica se levantó y alcé mi rostro observando la blanca mano de la chica alzada hacia mi — soy Annie.
— Ricky — tome su fría mano, sintiendo la electricidad, misma que sentí la primera vez que hablé con la chica, ese día en la biblioteca.
— Te conozco ¿no? — habló suave para quitarse los audífonos dejándolos en su bolso.
— No lo sé ¿lo haces?
La chica sonrió leve para bajar la cabeza al bolso — creo que si.
La chica se alejó unos metros, temiendo que se fuera, ignorándome, dejándome en medio de la pista con mis mejillas sonrojadas, pero esta paro en la puerta de la pista junto a un reproductor de música.
Shake it off de Taylor Swift empezó a sonar.
Se giró a mi quitándose la sudadera color amarillo que llevaba quedando en un vestido corto color rojo.
Se veía increíble.
Sonrió y empezó a acercarse a mi mientras movía la cabeza al ritmo de la música para rodearme girando a mi alrededor.
La chica se vuelve a alejar para hacer piruetas perfectos con descensos limpios.
Ella era realmente la reina de la pista.
Y yo quisiera ser su acompañante y fiel caballero.
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