64. Ricky || Play

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Maratón 2/3

— La mierda, EJ, ven ayudarme

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— La mierda, EJ, ven ayudarme.

— ¡No puedo! Ya te dije, joder.

La rubia chasqueó la lengua molesta frunciendo su ceño intentando enfocar su vista bastante dañada en el teléfono frente a ella el cual apretaba con fuerza entre sus manos por la adrenalina del momento.

— EJ, la puta madre, me estoy muriendo, hijo de puta — gritó molesta la chica moviéndose en su lugar para golpear con su brazo a su amigo que estaba sentado detrás de ella apoyado en la pared mientras jugaban completamente concentrado.

— Ya voy, ya voy, cálmate un poco, loca de mierda — irritado arrugó su nariz.

El castaño sentado frente a ambos mejores amigos los miraba inexpresivo con sus brazos cruzados con un sentimiento de amargura creciendo en el principio de su garganta. Llevaba más de media hora sentado como estupido esperando a la rubia para ayudarla como si tutor con sus estudios, pero esta no le prestaba ni una pizca de atención desde que cruzó el marco de la solitaria sala.

— Gracias, mal parido, al fin.

Ricky suspiró cansado, pero su salvación se hizo presente en un sonoro portazo. Nini había entrado como demonio por su casa sacando humo por las orejas. Molesta se posó frente al par de amigos que ni siquiera se inmutaron por su presencia.

— EJ Caswell. ¿Te levantas o te levanto? — preguntó casi escupiendo.

Un escalofrío le recorrió de pies a cabeza erizándole los bellos al chico de ojos azules que asustado levantó finalmente su mirada del móvil mirando con un temor impresionante a la castaña que desprendía un aura oscura.

— Me levanto.

EJ se levantó de un salto dejando que la rubia cayera de espalda y se golpeara con la pared.

— Auch — se quejó quitando la mirada del teléfono a su par de amigos que se miraban sin decir nada — Hijo de la re mil putas, me dolió.

— Perdón, yo...

— Nos vamos — interrumpió Nini tomando de la muñeca al pelinegro jalandola con ella fuera de la sala.

La rubi alzó sus brazos quitándole importancia volviendo su vista al móvil para seguir jugando.

— Dios, no — susurro en una súplica Ricky ya irritado.

Se levantó ya sin nada más que pensar y tomó del brazo a la chica y colocarla de pie. Ella no dijo nada completamente concentrada en su teléfono dejándose guiar por el chico.

Los pasillos se encontraban extrañamente vacíos lo que era algo a favor de ese par que caminaba a ciegas.

Ricky observaba a la chica que no le prestaba atención, aun tomándola del brazo para guiarla por los pasillos. Suspiró y soltó su brazo para situarse detrás de ella y pasar sus brazos por su cintura. La rubia no se inmutó acostumbrada a los brazos del chico y siguió jugando.

— Amor — murmuró Ricky intentando llamar su atención.

— No ahora, chikistrikis, estoy entre las últimas.

— Amor — insistió nuevamente dejando caer su cabeza en su hombro deteniendo el paso de ambos.

— Que no ahora.

— Amor, amor, amor — insistió sin parar el castaño hablándole a su cuello dejando pequeños besos en él.

La rubi chilló molesta y quito su vista del teléfono para observar por el rabillo de ojo a su novio — ¿Que quieres?

— A ti.

— ¿Y? — preguntó desinteresada.

Ricky sonrío acostumbrado totalmente a la actitud amargada de su novia.

— Te amo.

— Que bueno — sonrió de lado y volvió su vista a su teléfono — Yo también te amo.

— ¿Más que a tu juego?

— No te pases.

Sofiadaaholland

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Sofiadaaholland

ONE SHOTS, Joshua BassettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora