47. Joshua || Mentira

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Suspiré molesta cerrando la puerta con fuerza intentando desquitar mi enojo con eso, pero no fue suficiente, caminé a paso largo hacia mi extensa cama lanzándome de cara sobre está soltando un quejido al golpear mis pechos con algo bajo las sábana...

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Suspiré molesta cerrando la puerta con fuerza intentando desquitar mi enojo con eso, pero no fue suficiente, caminé a paso largo hacia mi extensa cama lanzándome de cara sobre está soltando un quejido al golpear mis pechos con algo bajo las sábanas desordenada. Levanté levemente mi torso metiendo la mano bajo las sábanas de color blanco mirando sintiendo una planicie dura, mi laptop.

— Mierda — murmuré sentándome en la cama para sacar está colocándola rápidamente en mi regazo, la abrí y la encendí a tiempo récord viendo como la pantalla estaba perfecta.

Suspiré de alivio cerrándola de un manotazo para dejarla a un lado, hice un puchero sin saber que hacer ahora que el enojo se me había ido. Miré hacia la puerta observando a ese lindo y tierno castaño que me seguía a todos lados desde que tenía 11 años apoyando en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa realmente gigante.

— ¿Ya terminaste con tu berrinche, bebé? — preguntó con calma apoyando su cabeza en el marco mirándome con gracia.

— Nada de bebé para ti, Bassett, jodete — respondí a la defensiva mostrándole mi dedo del medio con molestia.

Rodeé los ojos al ver al chico sonreír más grande ahora con los labios sellados. Desvíe mi mirada lanzándome de espaldas nuevamente en la cama mirando ahora el blanco techo sobre mi, intentando buscar algo interesante en él, pero nada, mi mente seguía vagando en el recuerdo de mi mejor amigo dejándome abandonada en medio de una película por ir a "comprar". Yo no le creía nada, estaba casi segura de que se había ido con una perra estupida, me había dejado sola por una cualquiera en el cine ¡A mi! A su mejor amiga desde siempre la cual lo amaba con todo su corazón. Realmente me dolía más que nada, yo nunca le hubiera dejado solo, jamás.

— Lo siento, otra vez, Sam ¿Cuando vas a perdonarme?

— Cuando me digas la verdad, Bassett. Me estás diciendo puras mentiras.

— ¡Es la verdad! Fui a comprar — se defendió otra vez, escuché cómo empezó a caminar, observando por el rabillo del ojo cómo tomaba la laptop para dejar en la cómoda a un lado de mi cama, seguido de eso se sentó en silencio a mi lado mirándome fijamente.

— Mentira, mentiroso — murmuré entre dientes llevando mis manos a mi rostro para taparlo de los penetrantes ojos de Joshua.

— No es mentira, lo juro — insistió nuevamente el chico acomodándose probablemente por el sonido y el movimiento que provocó.

— Yo no te vi volver con algo — dije molesta casi gruñéndole con rabia como un perro, bueno, más bien una perra.

— Sam... — Josh dijo mi nombre en un tono bajo y ronco, tanto que no parecía su voz, quite mis manos de mis ojos observándolo recostado a mi lado.

Joshua tomó una de mis mano dejándola a un lado de mi cabeza mientras su torso estaba reclinado sobre mi sin llegar a tocarme. Sus ojos estaban directamente colocados sobre los míos y su boca estaba entre abierta. Soltó mi mano que sujetaba y se la llevó a los pantalones donde sacó una cajita de su bolsillo delantero sosteniéndolo justo entre nosotros, entre nuestra distancia casi inexistente.

— Feliz cumpleaños — murmuró lo suficiente cerca de mi rostro como para sentir su aliento en mi rostro, no olía mal, más bien olía inexplicablemente a menta ¿Cuando se había lavado los dientes?

Entre abrí mi boca sorprendida por su gesto y ni siquiera llegue a pensarlo lo suficientemente bien, pero por instinto puro llevé mi mano derecha detrás de su nuca atrayendo su rostro más al mío rozando nuestras narices sutilmente. Mi respiración se hizo pesada por el momento y mi otra mano fue a la caja la cual tomé para tirarla a un lado.

— Okey, no mentías. Punto para ti.

— ¿Estamos bien? — preguntó con un tono bajo mirándome con sus hermosas ornes avellanas con ese brillo que tanto me gustaba.

— Creo que si.

— Dime una mentira.

— No te quiero besar.

— Bueno, ahora si estamos a mano — dijo el chico para después atacar mis labios en un suave y profundo beso apasionado.

— Bueno, ahora si estamos a mano — dijo el chico para después atacar mis labios en un suave y profundo beso apasionado

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Sofiadaaholland

ONE SHOTS, Joshua BassettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora