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El sonido de la puerta siendo tocada con persistencia me quito de mi trance provocando por el vecino más guapo de todos cruzando la calle.
Joshua estaba en la puerta de mi casa.
Suspire nerviosa y me pare frente al espejo intentado mejorar mi desastrosa apariencia, me saque el pantalón de buzo con rapidez tirándolo en una parte de mi habitación al azar, corrí al closet sacando el primer short que tocó mi mano colocándomelo con rapidez mientras buscaba las zapatillas por toda la habitación encontrándola abajo de mi cama, me las coloqué con rapidez tomando mi teléfono en el proceso colocándolo en mi bolsillo trasero para al fin bajar al primer piso con paso tope casi tropezando en el ultimo escalón.
Al estar frente a la puerta posé ambas manos sobre esta para regular mi respiración apoyando mi frente en la madera.
Oh, vamos Lexi, tú puedes, solo es tu amor imposible desde que tienes memoria.
Levanté la cabeza colocando mi mejor sonrisa para luego de un mini ataque nervioso abrir con lentitud la puerta observando por la pequeña abertura a un lindo castaño de cabellos ondulados y desordenado con la cabeza ladeada y su hermosa sonrisa.
— Hey, hola... — hablé casualmente con una fingida tranquilidad sintiendo como saltaba y gritaba en mi interior a tener tremenda obra de arte frente a mis ojos.
— Hey, Lexi, perdón por molestarte, pero mmmmm, la impresora todavía no está lista y yo, mmmmmm, necesito imprimir unas cosas, para y ehhhh, quería ver si tu....
— Oh, si, si, claro, pasa, pasa — asentí rápidamente abriendo la puerta en su totalidad.
Tímidamente el chico entró en la casa a paso lento apretando entre sus manos sus manos una carpeta vacía, me encanta cada vez que venía a imprimir, porque la simple razón de que Joshua Bassett se quedara en mi habitación conmigo sentado en mi cama era un sueño.
Cerré la puerta con lentitud observando cómo Joshua me miraba en todo momento a un lado de la escalera, me giré y sonreí de lado empezando a subir la escalera con rapidez llegando en segundos al segundo piso, pero al darme cuenta que Joshua me seguía con lentitud me giré a él que venía con una sonrisa leve en la mitad de la escalera.
— Eres una tortuga, Josh — me burlé colocando mis manos en cada lado de mi cintura con una sonrisa burlona.
— Es que soy torpe, no me gustaría caerme y humillarme frente a ti.
Mordí mi labio girándome nuevamente sonriendo triunfante, mi corazón latía como loca, entonces para que el castaño no viera mis mejillas que deberían estar más rojas que dos tomates corrí a mi habiaction observando que todo estaba desordenado.
Oh por dios, soy un desastre.
Rápidamente corrí a la ropa en el piso tirándola dentro del closet que cerré con fuerza seguido de la cama tendida repleta de arrugas por haberme tirando sobre ella miles de veces en lo que iba de día, suspire y la estiré con rapidez.
