Suspiré aburrida apoyando mi cabeza con cansancio en la palma de mi mano intentando desconectar mi sentido de audición y dejar de escuchar las odiosas risas que me rodeaban. Bajé mi mirada a la bandeja de mi almuerzo observando cada alimento intacto por mi increíble falta de hambre al sentir el desayuno en mi garganta aun.
Tragué saliva disimuladamente sintiendo un escalofrío por todo el cuerpo de pies a cabeza y levanté la mirada casi por instinto dirigiéndola a la habitual mesa de ese chico que no sabía ni su nombre ni su apellido, pero sabía que era demasiado tierno y nervioso como para hablar con él que escapaba de mi cada vez que intentaba hablarle. Él con su cabello revuelto y sus orbes avellanas me observan fijamente hasta que mis ojos se toparon con los suyos debiendo su mirada al instante evitando mi mirada con sus mejillas que empezaron a tomar un color carmesí que podía ver incluso a unos 5 metros de distancia.
Sonreí enternecida por su acto mordiendo mi labio para no soltar un "aww". Era muy tierno y hacía que mi corazón palpitara como loco al ver como siempre me miraba con pequeñas sonrisas creyendo que yo no lo observaba, cuando en realidad yo siempre lo observaba, no había minuto en el que no lo hiciera.
Mis ojos eran imanes que buscaban el metal y él era el metal más ¿fuerte? No lo sé, no soy buena en esas cosas.
La pesada y grande mano del chico sentado a mi lado cayó de la mesa a mi muslo donde me provocó pánico, inmediatamente la saqué, este al ver mi acción me miro con su ceño fruncido acomodando su chaqueta con su orgullo herido.
Hice una mueca levantándome del asiento con la atenta mirada de todos los presentes en la mesa. Esto era lo que más odiaba de ser capitana de porristas, la atención que me daban todos intentando ser mi amigos por beneficio.
— ¿Donde vas? — preguntó David, el quarterback del equipo de fútbol de la escuela mirándome con sus ojos arrogantes. El idiota se creía mi novio solo por él estupido cliché que todos creen que la capitana de porristas y el quarterback tenían que ser novios, idioteces.
— Donde yo quiera ir, no te incumbe — tome mi bolso en un brusco manotazo retirándome dramáticamente de la cafetería.
Al fin pude respirar tranquila cuando llegue al pasillo principal casi vacío sin miradas sobre mi que me sofocaban. Pasé nerviosa mi lengua por mi labio inferior y casi corrí a algún salón vacío que me encontrara entrando en él apenas verlo, ya dentro de él suspiré con fuerza lanzas el bolso a alguna mesa al azar caminando un par de pasos aleatorios hacia adelante.
Es sonido de la puerta a mis espaldas abriéndole ruidosamente por la falta de aceite me alertó haciendo que me girara automáticamente llevándome la sorpresa de ver allí al curiosa castaño de unos lindos rulos afirmando su mochila como si su vida dependiera de ello, sus mejillas se colocaron a un más rosas al verme a llorar entre abriendo su boca levemente haciendo que un temor llegara a mi de qué una mosca entrara en su boca.
Solté una risita sintiéndome más ligera cruzándome de brazos y doblar mi cuello haciendo que mi coleta se moviera en el aire con gracia.
— Hola — saludé tranquila sonriéndole lo más agradable que pude.
— Y-yo, eh, mi, ho-hola... — balbuceó nervioso sin pestañear en ningún momento colocando sus ojos más brillosos que antes provocándome una hipnosis. Sus ojos eran preciosos.
— Un gusto, soy Allison — me presenté dando unos pasos en su dirección deshaciendo mi cruzada de brazos alzando una mano en su dirección.
— Bonita... ¡Tu! ¡No, no, tu nombre! Yo, no sé, lo sé, si, si — grito y murmuro seguidas veces habla si cosas que no entendía. Fruncí mi ceño interesado en su pelea interior que estaba creciendo en sus ojos. Solté una carcajada deteniendo sus balbuceo, él me miró con sus ojos de cachorro — soy Ricky...
— Ricky... Me gusta también — sonreí de lado.
— No puedo creer que la chica perfecta me esté hablando, creo que me dará un infarto — hablo claramente ahora mirándome a los ojos y con su rostro apunto de estallar de lo rojo que estaba.
— No soy perfecta — negué cerrando mis ojos levemente mientras sonreír cohibida sintiendo mis mejillas calentarse.
Mierda ¿Que me estaba pasando? Ricky, él chico el cuan recién supe si nombre me estaba alagando descaradamente haciendo que mi corazón latiera con mucha más fuerza como nunca antes había hecho.
— Eres perfecta para mi.
Sofiadaaholland
ESTÁS LEYENDO
ONE SHOTS, Joshua Bassett
Fiksi PenggemarHistorias cortas con Joshua Bassett y su personaje de Ricky Bowen en HSMTMTS. [Joshua Bassett] [Ricky Bowen] [Sofiadaa2021] [Female Reader]