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Entonces sonreí, sonreí lo más grande y claro que se pueda hacer, pero no era una sonrisa cualquiera, era una de deseo y superioridad que le daba a mi próxima presa que inocentemente tocaba la guitarra en el balcón de su habitación justo a tan solo un par metros de mi.
Acomodé rápidamente mi camisón bajando un poco el escote haciendo resaltar mis pechos para una mejor visual para el chico, relamo mis labios y muerdo el inferior para por fin tomar lo ultimo de valentía para salir a paso lento al balcón. Abrí el ventanal con extremado cuidado y di el primer paso tomando inmediatamente la atención de mi tierno y guapo vecino.
Le sonreí casualmente y di un par de pasos más llegando a la baranda del balcón recargando ambos ante brazos en la frío metal y mis pechos sobre estás mirando fijamente al chico que intenta con mucha dificultad aparente no colocar sus ojos en ellos mirándome fijamente a los ojos.
— Buenas noches, Josh — saludé al castaño casualmente doblando mi cuello apoyando el hemisferio derecho de mi rostro en mi hombro.
— Buenos noches, Noora.
— ¿Tocando la guitarra tan tarde? — pregunté con un leve tono de interés en mi voz, removiendo mi cabello a un lado. Apreté mis labios al ver una mueca de histeria en el rostro del chico. Se estaba volviendo loco con los cachetes completamente colorados.
— Eh, si, yo — balbuceó bastante llegando a toser por las palabras que se le atoraban en la garganta — no puedo dormir.
— Oh, yo tampoco — sonreí de lado mordiendo mi labio otra vez — que coincidencia — dije en un susurro enderezando mi cuerpo.
— Si, quizás fui yo, estoy provocando mucho ruido con la guitarra ¿no?
— No es ruido, Josh, es música y no me molesta — negué con la cabeza arreglando mi cabello metiendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.
— Te ves linda de noche, la luz nocturna te queda bien, Noora — comentó Josh dejando de lado la guitarra levantándose al fin mostrándome su torso descubierto que era tapado todo este tiempo por la guitarra.
Suspiro por lo bajo y sonrío más grande, levanto mi mirada a sus ojos y siento como mi interior arde — gracias, Joshua. La noche es mi amiga, me hace quedar bien.
— ¡Oye! Eso sonó bien — sonrío el chico arrugando su nariz apoyándose en el barandal del balcón, el balcón que nos unía, colocando sus manos a cada lado de mi brazos.
— Si, en la noche me hago poetisa ¿no sabias? — pregunté con sarcasmos al chico acercando más mi cuerpo al barandal, acercándome más a Josh.
— No, no lo sabía, no sé bastantes cosas de ti, mi tentación nocturna.
— Wow, ese apodo me queda muy bien ¿no? — pregunté frunciendo mis labios acercando mi rostro cada vez más al chico con una ceja arqueada — entonces ¿soy una tentación?
