26. 스물여섯.

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Comenten por fis o me pongo triste y mato a él Juan Koko.
















-La la la la. - tarareaba mientras daba brinquitos sobre el césped. En medio de la noche. Tenía frío y sueño. Pero ya vería que hacer.

-Ah Jer. Te limparé preciosa. Lo prometo. Sólo espera. - dijo al pasar a un lado del arroyo.

Estaba feliz por que podía no volver al palacio en un día o dos. Ya que había casi sellado su puerta.

Tenía la perfecta escusa de que su único amigo, el pueblerino, estaba perdido y posiblemente muerto. Así que podía tener una pequeña depresión y por ello no salía.

-el tiempo perfecto para curar la cabecita de Jungkook. ¿No crees? - dijo al aire.

-Sinceramente creo que hay que matarlo-.

-¡no! No voy a matarlo - dijo serio. - No sería capaz de hacerle daño. -

Mátalo. Mátalo. Mátalo. Mátalo. Mátalo.

Resistendo siguió avanzando. Pero entonces se detuvo.

-tu haces de su cabeza lo que desees. -

-Y si... ¿Está haciendo alguna clase de manipulación... Para que no lo mate? - dijo.

Miró a su katana. - quizá todo es un truco. -

No eres el único malo.

Pero sacudió su cabeza retomando su camino a la cabaña. - No. El no haría eso. - aseguró. -el me... Me... ¿Quiere? -

-¿alguien seria capaz de quererte?-

Se tapó con sus manos sus orejas. - ¡no voy a escucharte más! - y así corrió hacia la cabaña. Sintiendo necesidad de picarse los tobillos.

Entró y cerró la puerta de la misma. Su respiración fallando.

Tonto.

Iluso.

Crédulo.

Manipulable.

Sensible..

-¡cállate! - gritó presionando ambos lados de su cabeza. - es mi cabaña... M-mi lugar seguro. ¡Vete de mi cabeza! -

El te va a asesinar. El va a cortar tu garganta.

Comúnmente al estar en ése lugar. Ellos que tanto le atormentaban no podían pasar. Así que estaba seguro.

Pero los murmullos seguían. No entendía por qué.

Asustado corrió hacia la compuerta donde estaba el sótano. Quitando el mueble que había puesto encima.

Sin más y con prisa bajó las escaleras. Mirando Jungkook allí sobre el suelo sentado, mirando a la nada.

Corrió hacia el y se dejó caer sobre sus rodillas. Abrazando el torso del pelinegro.

Jungkook sorprendido le abrazó sin muchas ganas. Hasta que le escuchó comenzar a llorar.

-¿Tae? ¿Qué sucede? - con su voz ronca tras llorar.

El otro sólo se aferró más a él, encontrando alivio y paz.

-Jungkook... Me van a hacer explotar. Estoy... Estoy asustado. - confesó.

Jungkook se sorprendió. Eso sinceramente era nuevo. Así que sin más se sentó en flor de loto y sobre sus piernas colocó al menor.

The Dark Hanbok. -다크 한복. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora