Los ochenta... Qué bonitos fueron. Tan nuestros, tan llenos de alegría después de épocas más grises, tan locos e imprevisibles. Los vivimos expectantes. Apenas te daba tiempo a asimilar algo antes de que llegase otra novedad. Eran como el pica-pica, chispeantes; eso decías tú entre risas años después cuando te preguntaban. Estuvieron cargados de intensidad.
Llegaron esos cómics que a ti tanto te gustaron, la libertad de expresión y los anuncios que incitaban al consumismo. Las chaquetas de cuero, los peinados multicolores, las hombreras y los cardados. Los primeros videojuegos, esos a los que terminarías aficionándote con el tiempo para sorpresa de todos. Programas en la televisión que sorprendían, como Canción triste de Hill Street o, más tarde, Seinfeld. Bebíamos Teem mientras una cantante daba a conocer la Coca-Cola Light. Fue la revolución sexual. También musical; con Cyndi Lauper, Culture Club, Bon Jovi o Toto. Y en medio de todo aquello, vivimos la captura de mortifagos, fuimos testigos de la caída del muro de Berlín y de mucho más.
Los ochenta no solo fueron especiales porque marcaron un antes y un después, sino también porque fue la época más dulce de nuestra vida. Recuerdo aquellos años siempre con una sonrisa, cuando alcanzamos la cima de la felicidad tras una década llena de altibajos y que nos serviría para decir en el futuro eso de que «cualquier tiempo pasado fue mejor».
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Starlight
FanfictionUna historia de amor, de sueños y de vida. La de Remus. El chico que no sabía que tenía el mundo a sus pies, el que creció y empezó a pensar en imposibles. El que cazaba estrellas, el que anhelaba más, el que tropezó con él. Con Sirius. El chico que...