Capítulo 11

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Pasé la mano por mi frente para limpiar el sudor que me había provocado el estar lavando la ropa, estaba poniendo la ultima pila dentro de la lavadora cuando mi celular, que se encontraba en mi bolsillo vibró.

– ¿Sí?

– ¿Cómo estas pasando tu día libre?

No pude evitar que una sonrisa se extendiera por mi rostro y últimamente era algo que Owen provocaba en mi con mucha frecuencia. No sabia a que se debía, pero lo que si sabía es que me gustaba la manera en que me hacía sentir.

–Bien, aunque es agotador estar de un lado a otro con pilas de ropa.

Se ríe.

– ¿Estas llena de sudor? –preguntó con ese tono juguetón. –No puedo evitar imaginarte de esa manera solo que en circunstancias distintas.

– ¡Owen!

– ¿Qué? Estoy siendo sincero, es lo que se me da.

Ruedo los ojos, pero aun así no borra la sonrisa en mi rostro.

–Supongo que estar todo el día limpiando no te ha dado tiempo de comer algo.

–Así no es como esperaba pasarme la noche, pero estoy bien con ello.

Además, no tenía por qué quejarme, había tenido oportunidad de estar mas tiempo con mi abuelo, esta tarde hicimos muchas cosas juntos, como darle de comer a los animales, ver la televisión y luego prepare un refrigerio para los dos cuando vimos una película.

– ¿Sería malo si te digo que estuve todo el día pensando en lo que sucedió en mi casa?

Me mordí el labio inferior y miré hacia la puerta solo para asegurarme que mi abuelo no estuviera cerca.

–No lo creo. –suspiro –Yo también he estado pensando en ello.

– ¿Puedo verte?

Junto mis cejas.

– ¿Ahora?

–Si.

–No creo que sea una buena idea –digo bajando la vista a mi ropa.

Tan solo usaba unos shorts cortos de mezclilla junto a una blusa ligera de color verde militar que me había regalado Hannah con sus donaciones de caridad de la moda para una triste chica de ciudad, bueno, al menos así fue como ella lo llamó, sin contar que estaba llena de sudor, desarreglada y mi cabello estaba hecho un moño por encima de mi cabeza.

–Lástima, porque estoy afuera.

– ¿Qué? –mis cejas se dispararon casi hasta el nacimiento de mi cabello.

–Abre la puerta.

Terminé la llamada y guardé el teléfono en mi bolsillo trasero, me relamí los labios nerviosa y camine hacia la puerta, mi abuelo todavía seguía viendo la televisión lo cual me puso un poco mas nerviosa pero no sé por qué.

Abrí la puerta y el corazón se me disparó al verlo de pie frente a mí, tenía su sombrero vaquero que lo hacia ver malditamente atractivo, una de sus ya conocidas camisas a cuatros, pero debajo de esta que se encontraba desabrochada pude ver una camisa blanca, jeans y sus muy apreciables botas, lo único que me detenía para lanzarme a sus brazos era que mi abuelo se encontraba aquí.

–Te lo dije –dijo sonriendo.

– ¿Qué haces aquí? –pregunte realmente confundida.

–Cariño, ¿Quién está en la puerta?

Miré a mi abuelo que veía hacia donde me encontraba, él no veía a Owen ya que este se encontraba todavía a afuera así que me hice a un lado para que pudiera entrar.

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