Capítulo 16

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Las cosas habían cambiado mucho en un mes, mi abuelo encontró a un viejo amigo que no veía hace mucho tiempo, después de levantarse iba con él para charlar de viejas experiencias que habían vivido juntos así que yo solo podía verlo por las noches cuando llegaba de trabajar por otro lado no le veía lo malo ya que tenía oportunidad de pasar más tiempo con Hannah, salíamos de compras algunas veces y hace una semana me compré un sombrero vaquero muy lindo por insistencia de ella, el mes siguiente Ana y yo estuvimos haciendo videollamadas casi todo el tiempo (bueno, cuando no estaba tan ocupada en el trabajo) hacíamos planes sobre la boda y me pedía consejos para ciertas cosas lo cual me hizo sentir especial porque ella me incluía en casi todo y solo me hizo querer estar allá lo más pronto posible pero sin embargo podía olvidarme del asunto cuando estaba cerca de Owen...

Ay, Owen.

¿Por dónde empiezo a describir lo que hemos vivido estos últimos dos meses? Pasábamos un montón de tiempo juntos gracias al trabajo, salíamos a divertirnos con nuestros amigos, reíamos la mayor parte del tiempo, pero lo interesante ocurría cuando sus amigos no estaban cerca, entre las cuatro paredes de su habitación. A veces pasábamos horas haciéndolo hasta quedar exhaustos, podía decir con mucho orgullo que lo habíamos hecho en cada rincón de su casa, él descubrió partes sensibles de mí que desconocía, nuevas maneras de hacerme sentir orgasmos fantásticos y ambos disfrutábamos que todo esto fuera en secreto.

Faltaban tan solo unas semanas para que el verano llegara a su fin y Hannah no dejaba de parlotear sobre que sería buena idea hacer un día de campo, mientras que yo estaba viendo por la ventana como el viento movía las hojas de los árboles, mi mente divagaba por esos pensamientos que quería quitarme de la cabeza, pero no conseguía.

– ¡Tamara!

Dejo de prestarle atención a la naturaleza y se la doy a la chica rubia que está sentada a mi lado.

– ¿Me estas escuchando?

–Para serte sincera, no mucho.

Ella frunce sus cejas, claramente molesta.

–No es personal –digo tomando su mano para dejarle en claro que hablaba enserio. –pero no creo que sea una buena idea que hagamos un día de campo nosotras solas.

– ¿Y quién dijo que iríamos solas?

Gus, el mesero que nos atendió al llegar nos sonríe y deja nuestro pedido en la mesa.

–Gracias.

Él asiente y se va a atender a una familia que acaba de entrar.

–Ya se tardaron mucho. –dijo ella mirando por encima de su hombro.

–Deben estar ocupados –digo tomando una papa frita.

Habíamos acordado comer aquí con Owen y Christian, pero ellos llevan veinte minutos de retraso, algo que no era normal, pero Hannah se puso a comer así que no le tomé importancia tampoco.

–Chad me llamó.

Con la papa en la boca, giro mi cabeza para verla a los ojos.

–Quiere intentarlo de nuevo, pero no sé cómo decirle que no sin lastimarlo.

Levanté mis cejas, sorprendida.

– ¿De verdad te preocupas por sus sentimientos? –ella me miró con los ojos entrecerrados. –Eso es nuevo.

–No soy una persona desalmada, Tamara. –me arrojó una papa frita y sonreí.

–Perdón por el retraso –Owen tomó asiento frente a nosotras al igual que Christian que tenía una mancha negra en su mejilla. –Se ponchó una llanta y nos quedamos sin refacción, tuvimos que caminar varios kilómetros.

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