Limpié mis manos sudorosas en mi chaqueta con la esperanza de que eso disminuyera mis nervios, estaba caminando por el pasillo con el corazón latiéndome de mil maneras diferentes y los oídos me zumbaban.
—Tamara ¿me copias?
La voz de Peter interrumpió el agonizante silencio a través del auricular.
—Si. —respondí en voz baja. —Te copio.
—Excelente. Ahora mismo el edificio está rodeado, no hay ningún punto en el que no tengamos los ojos puestos así que solo tienes que hacer todo de acuerdo al plan ¿entendido?
—Si. —repetí.
—El único lugar donde no podemos vigilarte es en el interior del departamento, pero escuchamos todo a través del micrófono que tienes oculto, si algo comienza tornarse peligroso intervendremos.
Esto último me dejó un poco perpleja.
—De acuerdo.
Me detuve frente a la puerta y tomé un gran suspiro antes de tocar el timbre, tenía que tranquilizarme si no quería a echar a perder todo esto. Ana abrió la puerta y su rostro fue iluminado por una sonrisa.
—Oh por dios. —abrió los brazos y me refugié en ellos como cuando era pequeña. —No sabes lo mucho que te extrañé.
Mis brazos rodeaban su delgado cuerpo y cerré los ojos sintiendo como las lágrimas ardían detrás de mis ojos, tragué el nudo que se formó en mi garganta y me obligué a sonreír.
—Yo también. —dije separándome un poco para verle el rostro.
El primer cambio que noté es que su piel tenía un tono rojizo debido a la exposición del sol en Hawái, su sonrisa seguía siendo la misma, pero pude verla más contenta y feliz que nunca.
— ¿Cuántos días te quedaras?
—Solo unos cuantos.
—Pasa. —se hizo a un lado para que pudiera entrar. —Siento que no me va a alcanzar el tiempo para contarte todo.
Se veía emocionada y eso de algún modo me hizo sentir mal, ella esperaba que estuviera aquí por días cuando en realidad todo esto era una trampa.
—Pues empieza ya. —le animé.
—Antes que nada ¿quieres agua? El calor aquí es insoportable. —se dio la vuelta para caminar a la cocina. —Puedes quitarte la chaqueta, si quieres.
Asentí quitándome la prenda con cuidado, no quería desconectar algo que impidiera la comunicación con Peter y el resto del equipo, una vez que logré quitármela la dejé sobre el sofá marrón, observé departamento con atención, las paredes estaban pintadas de un color beige muy lindo y dichas paredes contaban con cuadros que no dudaba que habían sido pintadas por algunos artistas reconocidos, después le eché un vistazo al televisor de pantalla plana.
— ¿Te gusta? —Ana me ofreció el vaso de agua. -Los muebles los escogí yo.
— ¿Y esos cuadros?
—Los compró Joel en cuando elegimos el departamento.
Asentí y me bebí el agua que ayudo a que el calor disminuyera.
—Ven, mira la cocina. —me tomó de la mano y me llevó a dicho lugar que de inmediato me hizo abrir los ojos de par en par. — ¿No es increíble?
La cocina parecía otra casa aparte, era grandísima y completamente equipada, tenía una mesa de granito oscuro que, hacia resaltar el refrigerador, la estufa ni se diga contaba con una de las más altas tecnologías y parecía todo muy nuevo y ostentoso.
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Más Cerca. (+21)
RomanceAl escuchar el nombre de Owen Jones todos saben que significa problemas. Eso es precisamente lo que las chicas quieren evitar pero él es un hombre insistente, testarudo y demasiado atractivo, con la llegada de Tamara al pueblo y un par de copas desp...