14.- Me siento atraída como Ícaro hacia su sol, yo ya me he quemado.

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Mil gracias a @pollitoencrisis por esta pedazo de portada. Mil gracias por dedicarle tu tiempo a algo que un día decidí escribir. Talentazo y apañá!!!

NATALIA

No entendía qué acababa de pasar, pero lo cierto es que aún tenía el pulso acelerado.

Recostada sobre la puerta de mi habitación, era incapaz de entender cómo una persona que me sacaba de quicio constantemente, me atraía de la misma manera.

Estaba empezando a arrepentirme de haberla invitado a quedarse en mi casa, no había sido una buena idea meter en mi fortín a quien estaba empezando a desbaratar mi mundo, ya bastante caótico de por sí.

No acostumbraba a meter a nadie en mi casa, era el único lugar donde me sentía realmente segura al cien por cien, y procuraba evitar visitas de cualquiera que pudiera enturbiar mi paz.

Pero por alguna extraña razón, por un impulso extraño de esos que no tenía nunca, había invitado a estar en mi casa a la persona más perturbadora que podría entrar en ella.

Me fui a la ducha con la intención de sacar de mi cabeza todo lo tóxico que parecía querer entrar en ella como un elefante en una cacharrería.

A las 07:00 horas sonó la alarma y me levanté de un salto, tocaba mi habitual tabla de ejercicios y aunque no había dormido ni por asomo mis 7 horas de rigor, no estaba dispuesta a perder esa rutina diaria que tan bien me sentaba mentalmente.

Salí de la habitación con mi equipación habitual, dispuesta a empezar a correr en la cinta con mi playlist de canciones clásicas que siempre me ayudaban a evadirme. Conecté el aparato y comencé a correr.

A los 30 minutos exactos, dejé la carrera y empecé con las flexiones.  Llevaba hechas veinticuatro cuando escuché la puerta de la habitación de invitados abrirse.

Por allí apareció Alba con un top deportivo rosa y unas mallas negras que moldeaban perfectamente su figura.

- Hola - saludó con una sonrisa tímida - se que estás con tu rutina de ejercicios y no te quiero molestar, pero no puedo dormir y me preguntaba si te importa que te acompañe haciendo un poco de yoga.

- Buenos días... bueno... no sé... no sé si tendrás sitio aquí - respondí algo desconcertada - hay muchos trastos por toda la zona.

- ¿Trastos? Natalia, aquí se podría montar el circo del sol y todavía quedaría espacio para que nosotras hagamos gimnasia rítmica.

Me irritaba que tuviese respuesta para todo y más aún, que tuviera razón.

- Sí, bueno, vale, ponte por donde puedas, pero no me interrumpas por favor, tengo que acabar la rutina para poder seguir con mi planning.

- ¡Genial! - Respondió dando pequeñas palmadas - mira, me pongo en la alfombra y así no necesito esterilla ni nada.

Sin que me diese tiempo a responder que no quería sus pies sarnosos sobre mi mobiliario, vi como caminaba descalza por todo el pasillo dando saltitos, atravesaba el salón y se colocaba sobre mi alfombra blanca, que hasta ese momento había estado impoluta.

*Genial, otra cosa que voy a tener que quemar*

La miré y me devolvió la mirada con una sonrisa tan bonita, que fui incapaz de echarla de allí.

- No rompas ni manches nada, ¿vale Reche?

- Por supuesto, Lacunza - respondió guiñándome un ojo -  tranquila, solo es yoga ¿qué podría pasar?

Empecé a hacer la rutina de pesas que me tocaba para ese día, justo enfrente de la que se puso a estirar todos sus músculos delante de mis ojos.

I GOT YOUR BACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora