24.-Todo lo que quieras en la vida está fuera de tu zona de confort

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ALBA

24 horas, habían pasado 24 horas desde la llegada de Miriam a mi habitación, desde que Natalia se había ido para hacer informes y aún no la había vuelto a ver.

Miriam me contó todo lo que hablaron en el interrogatorio, hablamos de lo que le había sorprendido enterarse de que era Guardia Civil y que no me pegaba nada.

- ¿Cómo haces para no pegarte un tiro con tu propia pistola? - bromeó - porque sinceramente, en ti me parece todo un reto.

-No sin esfuerzos - le respondí sonriendo - siempre llevo puesto el seguro, no le quiero robar protagonismo a Froilán.

Reímos las dos, realmente me sentía muy cómoda a su lado, tal vez por eso me había relajado demasiado y bajé la guardia más de la cuenta.

En esas 24 horas de ausencia de Natalia habían venido a verme todos mis compañeros, mis amigos de Elche, y mi madre y Marina que no se habían separado prácticamente de mí. Pero Natalia no. Ella había llamado a mi madre, a Julia, a María, en todas las ocasiones en las que ellas estaban conmigo en el hospital, pero en ningún momento les pidió que me pasaran el teléfono para hablar conmigo, lo que me generaba una ansiedad que no era normal en mí.
Miriam había venido cada vez que había salido del trabajo, y me había estado haciendo más llevadera la ausencia de Natalia con sus bromas y sus mimos, pero yo no podía dejar de pensar en mi jefa y en el calor de su piel con la mía, en aquella caricia que decía de todo sin palabras justo antes de que la rizos apareciese.

En un momento en que se quedó vacía la habitación, y la única compañía era María, llegó la tan esperada conversación por su parte, y temida por la mía.

- Bueno canija, cuéntame ahora que no está la jefa y no está la rockera qué es lo que te ronda por la cabeza - sugirió sentándose en la silla que estaba junto a mi cama colocando sus pies sobre mi colchón.

- María, tía, que vas a manchar las sábanas y las auxiliares se van a creer que he sido yo - regañé a mi amiga que se lo estaba pasando por el forro de todas maneras.

- No desvíes el tema. Ya sabemos que el golpe te ha dejado el coco un poco mejor que lo tenías, que te han hecho un tatoo muy moderno en el hombro, y que el capullo ese del asesino, no te mató porque le pondrías la cabeza como un sonajero.

Esa era su manera de liberar tensiones, y había conseguido hacerme sonreír, aunque negaba con la cabeza por sus ocurrencias, pero nadie como ella para rebajar el drama después de casi dos días de demasiada intensidad.

- ¡María, tía! - le reproché con la boca pequeña.

- Ni tía ni nada, cuéntame qué tal la noche con Miriam y cómo te sientes ahora y hazlo rápido porque esta habitación parece una comuna hippie y en breve seguro que nos quedamos sin la posibilidad de hablar, venga, cuéntame.

- Eres un coñazo, María - le respondí resoplando - Venga, te cuento - empecé levantándome y apoyando la espalda sobre la almohada - Como sabes, me quedé con Miriam en el bar hablando un rato, y luego salimos, fuimos caminando a su casa y nos enrollamos un par de veces.

- ¿Un par de veces? - preguntó con ironía - fueron exactamente siete veces.

- ¿Cómo? -pregunté estupefacta - ¿Co...cómo sabes eso?

- Luego te lo cuento, pero vete al grano, fuisteis a su casa y te la tiraste, ¿no?

-¡¡¡MARÍA!!!

- ¿Queeé? ¿Te la tiraste o no?

- No me la tiré, en todo caso fue mutuo, de hecho, ahora que lo pienso es más posible que fuera al contrario... - guardé silencio recordando aquel momento que fue una auténtica pasada.

I GOT YOUR BACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora