38.- Mil rutas se apartan del fin elegido, pero hay una que llega a él.

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NATALIA

- Sí, sí, todo bien, todo estupendamente - respondió mi rubia, aún sobresaltada.

- ¿Segura? Estás un poco pálida - insistí acariciándole la mejilla.

- Claro, tonta, será del susto que me has dado... si no fueses andando como un fantasma - bromeó - voy a la ducha ¿vale?

- Claro - le dije respondiendo al brevísimo beso que dejó en mis labios antes de correr como una exhalación.

No tardó mucho en salir del baño con la toalla liada por el cuerpo y de nuevo ese turbante que la hacía parecer algo más alta.

- Oye Nat... he pensado - se detuvo unos instantes - he pensado que si te parece, es mejor que no durmamos juntas... ya sabes,  para que no te empaches de mí y me aborrezcas.

*¿Pero qué le pasa ahora?*

- Claro... como tú quieras... - respondí extrañada - pero ¿todo en orden? ¿Te pasa algo? ¿Estás agobiada?

- Jajajaja, vaya tela... ahora eres tú la que parece hacerme un interrogatorio, Pepe, y eso que odias esa manera de hacer preguntas.

- Cierto, disculpa, no era mi intención atosigarte - dije, recogiendo mi ropa para irme a la ducha - pero al menos podrías responderme a alguna de las preguntas.

Ella debió notar el tono preocupado de mi voz, porque inmediatamente cambió el gesto, me cogió ambas manos y me miró a los ojos para hablarme.

- Que te quede clara una cosa, Natalia Lacunza - soltó firmemente, apretando sus manos - Nunca, jamás, ni en el peor de los escenarios posibles, tú me vas a agobiar ¿vale? Quiero pasar cada segundo contigo, pero es mejor que vayamos poco a poco, paso a paso, para que todo siga tan maravilloso como hasta ahora. Te prometo que voy a ponerme el pijama y vuelvo en un rato para darte un achuchón de buenas noches o lo que surja.

Me guiñó un ojo sacando la lengua, se abalanzó sobre mí y me besó.

No sé muy bien cómo, pero ese beso consiguió calmarme.
De todas formas, me había dado cuenta de que había esquivado responder las otras dos preguntas, y tendría que tratar de ahondar en eso más adelante.

- Ahora vuelvo, Pepe - bromeó cogiendo su mochila y saliendo de mi habitación con una enorme sonrisa.

*No sé qué hoy a hacer contigo, rubia*

Recogí la ropa de la playa, cogí mi pijama y la ropa interior y me dirigí a la ducha.

Había sido una muy buena tarde, me había divertido muchísimo con Alba, me había conseguido desestresar, y la llegada inesperada de las chicas al final del día, había sido mucho mejor de lo que esperaba.

Ver reír a Alba con esas ganas, era algo que me transmitía ganas de vivir, las que había perdido mucho tiempo atrás. Por fin sentía que las cosas podían ir bien y que podría reiniciar mi vida y estaba deseando hacerlo a su lado.

ALBA

Me dio muchísima pena dejar allí a Natalia, más aun, sabiendo que le había mentido, le había ocultado la nota que acababa de encontrar y si se enteraba no me lo perdonaría nunca.

No podía verla, no permitiría que se le fuera de nuevo la cabeza y empezase a sobreprotegerme o intentase alejarse de mí.

Llegué a mi habitación, saludé a María, y me fui al armario a por el pijama.

- Ey, canija, ¿Dónde vas tan sobresaltada? - me preguntó siguiéndome por la habitación.

- ¿Pues donde voy a ir?, aquí a por mi pijama - le respondí algo seca.

I GOT YOUR BACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora