20.- La adrenalina y el estrés de una aventura, son mejores que mil días de paz

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NATALIA

De nuevo, sin poder evitarlo, le había escrito un mensaje a Alba para comprobar que estaba bien. No fue porque tuviera especial interés en su quedada con la chica de la cafetería, realmente era porque por la zona había un asesino en serie y quería que todo mi equipo estuviera a salvo. No me pareció una decisión muy inteligente salir sola por ahí, y menos aún, regresar sola. Aunque pensándolo bien, lo más probable era que no regresara sola... Mejor no pensar en eso. No entendía muy bien porqué, pero me escocía pensar que la rubia estuviera pasando la noche con otra persona.

Respiré aliviada cuando vi que ya estaba en el hotel y que estaba bien, pero decidí no contestar muy pronto para no parecer impaciente o para que no se diera cuenta de que, en realidad, no había conseguido dormir hasta que supe que estaba sana y salva.

Me había llamado encantadora y dulce...bueno, también me había llamado gilipollas, pero a lo segundo estaba más acostumbrada. Encantadora y dulce... me hubiera gustado decirle que ella era encantadora y dulce la mayor parte del tiempo, aunque cuando se comportaba como una niñata engreída y vacilona, que también era muy a menudo, deseaba matarla con mis propias manos. 

A la mañana siguiente, a las 09:55 horas, ya estaba preparada frente a mi ordenador para iniciar la reunión laboral. El primer pensamiento que me vino a la mente, fue el deseo de que en esta ocasión Alba hubiera decidido no desafiarme.

Conecté y allí estaban todos mis compañeros sin excepción, sentados formalmente esperando la reunión. Por inercia busqué el recuadro de Alba. Estaba sentada sonriendo con las manos entrelazadas y los ojos ligeramente hinchados por el sueño. 

- A sus órdenes, mi teniente - saludó Julia, cuyo recuadro se resaltó en el acto - no hay novedad, esta noche no ha habido incidentes, pero tampoco ha habido avances. Supongo que has visto los informes de todos. Los chavales parecen reticentes a hablar de las víctimas, aunque en el grupo con el que ha contactado Sabela, han hecho comentarios sobre los asesinatos, si bien, ninguno conocía a las chicas asesinadas.

- Bien, bueno, no es lo que esperaba, pero entiendo que el asesino no va a estar ahí mostrándose al mundo, esperando a que lo pillemos. Veamos... hoy es viernes, como me informó Julia, esta noche hay una fiesta universitaria en el campus. Ya sabéis lo que toca. Tenéis guardia Alba, Damion y María. Vamos a reforzar con Sabela y Julia, vosotras os quedáis por la zona de la biblioteca, y pendientes de las transmisiones por si vuestros compañeros solicitan apoyo. Lo siento chicas, sé que librabais hoy, os paso los libres al lunes y al martes. 

Ambas asintieron sin poner ningún tipo de pega, me gustaba ver que mis compañeras se prestaban siempre a todo con voluntad, importándoles poco o nada tener más o menos tiempo libre. El paso de los días iba haciendo mella, y más cuando no estábamos consiguiendo avanzar lo más mínimo.

- Alba, Damion y María, vosotros tres vais a la fiesta - ordené mirándoles y comprobando que asentían de la misma manera que lo habían hecho sus compañeras unos minutos antes - no me gusta pediros esto, pero cuando se esté terminando la fiesta, quiero que os separéis, cada uno por un lado. Alba, Mari, cumplís con la descripción del perfil de las víctimas, os voy a poner exponer y no me gusta, no es la primera vez que hacemos algo así, pero no estamos avanzando, y es la única manera de ver si el autor comete un fallo. ¿Algún inconveniente?

- Ninguno - respondió María totalmente convencida.

- Yo estaré pendiente, mi teniente-  afirmó Damion con determinación - no voy a dejar que les ocurra nada, ojalá yo también pudiera ser tan útil como mis compañeras.

- Lo eres - lo tranquilicé - aquí todos somos una cadena perfectamente engranada, y si falla uno, fallamos todos. Todos somos útiles y necesarios ¿De acuerdo?

I GOT YOUR BACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora