I GOT YOUR BACK

2.- No existe orden en el mundo que nos rodea, debemos adaptarnos al caos.

Esperando a que la nueva llegase, Noemí me miraba con cierto recelo.

- Natalia, dale una oportunidad, me han dicho de verdad que es muy buena. Ya sabemos que eres muy perfeccionista, pero deja que se adapte a ti, si es cierto lo que me han dicho, no nos vamos a arrepentir.

- ¿Y si resulta que es una inútil y no para de fallar?

Entrelacé ahora los dedos de mis manos en la parte delantera de mi cuerpo esperando su respuesta.

- Pues si eso ocurre, redactas un informe con todas las cosas que hayas visto y que no te hayan gustado, y la mandamos empaquetada a su casa.

A los pocos minutos se oyen los típicos toques en la puerta que simulan una musiquita, y sin mucha delicadeza, la misma se abre sin más.

- ¿Da su permiso, mi Comandante?

Una cabecita rubia que parecía ser propiedad de una niña de 15 años,con una sonrisa de lado a lado, aparece en escena.

- Adelante, pasa -responde con una sonrisa nuestra Comandante, que era bastante más sociable que yo.

La pequeña mujer entra en la sala y nada más acceder al interior, tropieza con sus propios pies y se cae de boca en el suelo junto a los míos.

- Bonitos zapatos - susurró con la cara aún pegada al suelo.

Rodé los ojos mirándola desde arriba, mientras oía a la chica reírse con un tono escandaloso que me chirriaba en los oídos.

Se levantó haciendo una flexión y saltó , haciendo una especie burpee y se puso a mi altura colorada como un tomate. El pelo, que llevaba corto aunque se veía que intentaba dejarlo crecer, totalmente descolocado, con un mechón hacia arriba que parecía una cresta, la camisa blanca se le había salido por fuera del horrible pantalón que vestía, unos vaqueros ceñidos de color rosa que me provocaban la necesidad de entrecerrar los ojos con el fin de poder habituarlos a ese color tan...rosa, y unas deportivas blancas con unas plataformas excesivas, que hacían que a mi lado pareciera un poco menos liliputiense.

- Vaya, a eso le llamo yo una entrada triunfal - añadió mirando a mi Comandante, para después mirarme a mí con una amplia sonrisa en la cara.

Noemí se rió ante el comentario.

- ¿Estás bien, te has hecho daño? - preguntó con ternura mi jefa.

Yo me limité a mirarla seria y preocupada, resulta que aquella persona que me iba a tener que acompañar en un caso importantísimo, a la que no conocía de nada, era un auténtico desastre.

- Sí, mi Comandante, lo he hecho aposta, no me he caído, me he escondido para que no me vieran,era para mostrarles la increíble capacidad que tengo para mimetizarme con el ambiente y ocultarme cual pantera en plena caza.

Las carcajadas de Noemí ante el comentario debieron resonar en todo el edificio, sin embargo, a mí, oírla reírse de aquella manera, me resultaba terriblemente molesto, básicamente porque no le veía la gracia a un comentario así ante dos superiores, sin ningún tipo de pudor ni respeto.

La rubia me miró y borró su sonrisa.

- Vaya, un público difícil - añadió, ahora con cierta timidez.

Me limité a observarla en silencio, con gesto serio, preocupada por cómo iba a apañarme para trabajar con semejante personaje.

- Disculpen por lo de antes, me presentaré - ahora intentaba ponerse seria y formal pero su atuendo, el mechón de pelo rubio albino hacia arriba, y la mitad de la camisa por fuera del pantalón, me hacían imposible verla como una profesional.