🍃Jardines 37🍃

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JiMin despertó notando que el jardinero real le abrazaba por la cintura. Sentía sus ojos pesados. Había llorado casi toda la noche. Y YoonGi lo había consolado entre pequeños besos. Volvió a acomodarse con cuidado de no despertar a su pareja. Dejando que el calor del cuerpo ajeno lo envolviera. Sabiendo que de por sí, todo el reino estaría de cabeza en unos días.

La búsqueda de su hermano mayor se había desatado y sería cuestión de tiempo de que vuelva a verlo. Quería ver a sus hermanos. Los extrañaba. Extrañaba a su padre. Y aunque lo niegue, ver al rey con esa cara tan triste le golpeó. Él nunca se preguntó si su padre era feliz dentro del palacio. Aunque espera que de alguna forma él lo haya sido.

JiMin pensó en todo lo que estaba pasando y a veces creía que la muerte sería la mejor alternativa. La mas fácil pero la que eliminaba todos los problemas por los cuales iban a pasar. Estaba preocupado por JungKook, su hermano era el que corría mayor peligro. Si llegaban a encontrarlo, la vida de JungKook podría ser manipulada a antojo de los ministros, vería a TaeHyung sufrir por su hermano y MinHa... ella podría ser llevada al palacio, obligandola a casarse con algún degenerado que abusaría de ella. JiMin ante su último pensamiento sintió un escalofrío tortuoso.

Sintió caricias en su espalda desnuda. Y se relajó.

- Buscaré la forma para que pueda comunicarse con sus hermanos...- la voz tranquila de YoonGi le hizo sonreír. Aunque sus ojos se llenaron de lágrimas por el detalle. Sabía lo dificil que sería poder comunicarse con JungKook y MinHa. Solo esperaba que ellos estuvieran bien.

- Gracias...- susurró y llevó sus manos a su boca para evitar que los sollozos fueran audibles. Aunque YoonGi abrió los ojos y le dolió ver a su pareja tan dolida y triste. Había conocido una faceta de JiMin muy vulnerable. Esa donde todas sus defensas siempre se encontraban abajo y cualquier cosa podía orillarlo a la desesperación y frustración.

La situación que estaban viviendo no era nada fácil. YoonGi sabía que, si encontraban a JungKook, JiMin tendría que morir. No podían permitir que dos jóvenes que al crecer sus ambiciones desataran una guerra que nadie podría parar y donde muchos morirían. Sería cuestión de tiempo para eso, y MinHa se vería obligada a casarse a temprana edad, con alguno de los ministros solteros o con algun hijo de soldados de la guardia real.

Abrazó a JiMin y trató de reconfortarlo con leves caricias sobre la piel desnuda. Quería que JiMin dejara de momento todo el dolor y tristeza, todo ese miedo que lo estaba carcomiendo.

- Encontraremos la forma... no demos todo por perdido...- le susurró. JiMin asintió. Dejando que YoonGi besara su frente.

Min tenía razón, no podían dejar que el miedo los derrumbara. El rey podría buscarlos, aunque NamJoon fue un padre muy comprensivo. En muchas maneras, aceptó sus gustos y preferencias, los motivó a hacer lo que quisieran y con lo que se sintieran satisfechos. Nunca les dijo que no. Por eso dolía... JiMin sabe como es su padre, y dolía...

Dolió ver a su padre SeokJin llorar de esa manera tan suplicante por las noches. Dolió ver a JungKook tan destruido, y él se miraba también, desconcertado.

Esa tarde debían salir a comprar. YoonGi le dijo que hacer esas cosas era de parejas, y la servidumbre que tenían era escasa, además no les molestaba salir a dar una vuelta. Nadie los reconocía y sin los trajes brillantes y de seda ellos eran humanos normales. Y aunque quisieran decirlo, la vida que llevan ahora, los hace respirar mas tranquilos. No tienen que estar sujetos a tantas normas, son solo pueblerinos, que hacen las compras.

Iban pasando cerca de un puesto de semillas cuando algo llamó la atención de JiMin. TaeMin se encontraba allí, pegando algo en uno de los muros que se encontraban frente a él. Seguido de los soldados que los escoltaban, se marcharon a hacer lo mismo en otra pared.

JiMin y la mayoría de comerciantes se acercaron. Pero mas allá de todo, algo llamó la atención de JiMin. Esa frase... NamJoon la había escrito. Su padre la había escrito.

Se le comunica a todos los ciudadanos del reino, que la desaparición del jardinero real Min YoonGi, ha sido investigada y encontramos su cuerpo en horas de la madrugada, cayó por un acantilido, iba en su caballo rumbob, según sus sirvientes se dirigía a casa de sus padres para formalizar el compromiso con su prometida.

Lamentamos la pérdida de Min YoonGi, pero al ser parte de mi corte, será recordado, es lo único que puedo hacer, vivirá en cada uno de los hermosos jardines que diseñó para la gloria del reino, Viva Min YoonGi.

Su padre, él había hecho eso...
A su alrededor solo se escuchaban lamentos y algunos comentarios asombrados por el hecho.

- ¿Qué mira?- preguntó YoonGi a sus espaldas. JiMin solo señaló el anuncio sobre su muerte. Que también detallada el servicio fúnebre a realizarse.

- Él lo hizo...- dijo JiMin negando- Sabía algo, es lo mas seguro...- susurró con una sonrisa.- Gracias papá...

YoonGi colocó su mano sobre el hombro ajeno. Sonrió. Aunque no se esperaba que el rey hiciera eso. Por un instante pensó en su madre, ella estaría llorando su muerte en esos instantes, y nadie podría asegurar que era todo una mentira. Su "cuerpo" sería quemado y a sus padres solo le entregarían las cenizas.

Regresaron a su hogar con algunas cosas, JiMin llevó a YoonGi directo a la habitación y besó a su amante. YoonGi algo sorprendido, lo sostuvo entre sus brazos. Regresando el impulsivo acto. Sujetandolo de tal forma que sus cuerpos se fregaban entre sí. Soltando suspiros y entrecortados jadeos.

Sus ropas comenzaron a abandonarlos. JiMin sentía que debía disfrutar de la oportunidad de poder amar a YoonGi. Su padre le había dado el mejor regalo, por eso pudo perdonarle todo. Por ese detalle de dejarle disfrutar de YoonGi, de que al menos podrán dejarlos un poco tranquilos. Solo debía reunirse con su hermano y su pequeña hermans y todo estaría bien de nuevo.

YoonGi lo llevó hasta el futón y lo recostó. Escucharía los gemidos de su amor ese atardecer. Parte de sus sueños se harían realidad, despertar con JiMin entre sus brazos y recorrer con sus manos pálidas ese cuerpo que lo volvía loco. Ese cuerpo que le entregaba la vida entre suspiros y jadeos y le arrebataba emociones entre besos.

Sabían que debían ser cuidadosos.
Pero nada le impidió a YoonGi tomar a JiMin y besarlo esa noche hasta que ambos rieron pues tenían hambre...

En los Jardines de Su MajestadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora