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Cross estaba tranquilo, tarareando mientras  cocinaba de forma animada.

No podía olvidar el beso con su cantante favorito, y aquello lo mantenía de buen humor.

- Ha... (De seguro mi senpai me ama, y por eso es muy sobre-protector) -jadeo enamorado.

Sin saber que aquello era visto por otros dos albinos.

- Crees que esté delirando? -preguntó X! Gaster sorprendido al igual que el Albino más bajo.

- Que droga le diste?? Ha Estado así desde ayer. -le reclamó chara en susurros al más alto.

- Ninguna, solo la común.

- Mh~🎵

- ahora está tarareando?? -el mayor no se lo podía creer.

- Seguro que es mi hermano Y tu hijo?? -preguntó el más bajo.

- En primera, no es tu hermano. Y en segunda... Estoy igual de sorprendido. Hasta me dijo papá.

- What??? Really???

- mh! Verdad! Chara! Papá! Tengo que ir a trabajar! -gritó el monocromático al ver su celular.

Mientras los otros se alejaron  inmediatamente y fingieron hacer cualquier cosa.

X! Gaster bebiendo de su tasa y C! Chara leyendo cualquier cosa.

- sus lancheras están en la cocina, ya me tengo que ir -Sonrió cross con una pequeña mochila negra en su espalda.

- Aja. -Respondió el mayor "bebiendo de su café"

Ya que su taza estaba dado vuelva, Chara no dijo nada, porque le había llamado la atención la revista.

Así que siguió viendo aquel "libro" Que encontró curiosamente en las notas de cierta científica X! Alphys.

- Nos preparó los almuerzos? -Preguntó el mayor dandose cuenta de la estupidez que hacia.

- Jejeje~.... No sabía que existían estas cositas~ -susurró Chara mirando atentamente el libro.

- Ey, que te pasa???

- Mh? Me hablabas?

- Tzs, no importa.

Decidieron negar el hecho del comportamiento por ahora, aunque lo tendrían al pendiente.

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Había llegado a la mansión, Suspiro determinado, mientras de forma hábil pasaba esquivando a la gente, aunque se tapaba los oídos por los gritos que daban.

Logrando llegar a la reja.

- Chicos, creo que ya es hora de dejar el juego de damas, no creen? Juegen a las cartas, los concentrará más jejej -Comentó animado.

Los dos guardias rieron por aquello, alejando a los paparazzi de allí, dejando entrar al monocromático.

Quien saludó de forma animada a las sirvientas y sirvientes del Gran lugar.

Fue a dejarle el desayuno al cantante, para después salir de allí.

Sonrojandose al sentir que cuando se dirigía a su Oficina, cierto peli Rubio apareciera detrás y lo abrazara.

Amor en letras de músicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora