Íbamos caminando por los pasillos; no podía dejar de llorar, las palabras tan frías del rey me habían atravesado como espadas y dolía más que si me hubiese matado. Iba hacia mi peor pesadilla y no había nadie que me salvara, fui una tonta al pensar que sería diferente; pero es cierto, había olvidado que no pasaba de ser solo una simple esclava, un objeto el cual usar y desechar. No tenía valor como persona, era peor que un animal, y esto me lo demostró, regalada, así de valiosa era para quien decía ser mi dueño.
Llegamos a un pasillo y pude ver a la reina esperándonos a lo lejos, cuando estuvimos ante ella:
-Puedes dejarnos solas, Uriel. Yo la llevaré con mi padre.
-Como usted pida, majestad -asintió y se retiró.
Ella pintó una sonrisa maliciosa en su cara en cuanto él se fue- Te dije que me desharía de ti, esclava -me agarró por el cabello, sacándome un quejido-. Veo que estás llorando -se burló en mi oído-. Creías que eras importante para el rey, pero ya ves que no pasas de un simple entretenimiento. Nadie te mandó a meterte conmigo -me lanzó al suelo con rabia.
No me defendí, ni tampoco dije nada, no me servía, ella tenía razón en todo y yo solo podía llorar sin parar. La reina me levantó agresivamente por el brazo y me arrastró hasta el frente de una habitación.
-¡Quítate ese vestido de una vez! -me ordenó exaltada. Yo obedecí, me lo quité llorando y me extendió un camisón que me puse sin rechistar. Ella abrió la puerta-. Papá, aquí te traje tu regalo -me empujó fuertemente hacia dentro de la habitación haciéndome caer de rodillas apoyada en mis manos, al perder el equilibrio por su brusquedad.
-Hija, no tenías por qué maltratarla -dijo él, acercándose a mí con una sonrisa.
-No me cae bien, espero que te la lleves y no la vuelvas a traer nunca -eso fue lo último que le oí decir antes de sentir la puerta cerrarse de un tirón.
Mi cuerpo temblaba, mi corazón martillaba fuerte en mi pecho y sentía un sentimiento de impotencia llenarme. Tenía miedo, estaba aterrada y asqueada. No quería que ese hombre me tocara, no quería estar ahí, no entendía por qué me sucedía eso a mí, por qué él me había regalado sin motivo alguno. Era injusto, completamente injusto.
-Mira que cosita tan hermosa tenemos aquí -Guideon levantó mi rostro, las lágirmas aún caían de mis ojos sin parar-. No llores, princesa, prometo que la pasarás muy bien.
Casi vuelco mi estómago al escuchar su declaración y más cuando comenzó a besarme el cuello. Respiré hondo tratando de no entrar en pánico, pero mi cuerpo no podía soportar aquello, semejante tortura, semejante deshonra. No lo soporté con el rey, mucho menos con él. Sentía el asco invadirme.
-¡Suélteme ya! -grité empujándolo lejos para que no siguiera mientras me ponía en pie. Caminé torpemente hacia atrás con dificultad para marcar distancias.
-Vaya, así que te vas a poner rebelde -se quejó agarrándome del brazo fuertemente, haciendo chocar nuestros cuerpos-. Creía que serías más dócil después de haber pasado tantas noches con el rey ¿O es que te enamoraste y solo quieres estar con él? -se burló riendo y me lanzó sobre la cama casi con la misma.
Caí de cara contra el colchón pero me di vuelta al tiempo en el que se puso encima de mí sujetando mis brazos sobre mi cabeza para que no me fuera. Yo seguía luchando, no iba a rendirme, tendría que matarme si quería que se la pusiera fácil.
-Es mejor que cooperes así no te dolerá -musitó rabioso, pero yo le di con mi rodilla en sus genitales con todas mis fuerzas y salí corriendo por la habitación tratando de escapar- ¡No podrás escapar!
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Dark Angel
FantasyValeria fue llevada como esclava cuando el rey de Ahrimán conquistó su reino. Ella, apenas una simple princesa que jamás había salido de entre los muros de su palacio, termina formando parte de un mundo que solamente había conocido en libros y que c...