Capítulo XXXII

3.8K 670 191
                                    

   Seguimos nuestro camino por un rato más en el que reinó el silencio, Tess iba a mi lado y me miraba una y otra vez. Yo me daba cuenta pero hacía como si no, estaba demasiado alterada por la actitud tan infantil de Kay y por el beso que no pude detener.

   —Estás muy molesta, ¿verdad, Val? —me preguntó algo amedrentada.

   —Un poco irascible nada más.

   —No quería causar problemas, en serio lo siento.

   —No es tu culpa, Kay fue quien comenzó con esto. No debió meterse con Brithiel.

   —Pero gracias a él estoy aquí, está medio loco, pero me ayudó —se rascó la cabeza algo apenada.

   —Es un idiota, eso sí —musité molesta.

   —Creo que está muy celoso, ya sabes, Brithiel te está apoyando en todo y a él eso le molesta.

   —No es como si Brithiel lo hiciera por mí.

   —Chicas, deténganse un momento —nos dijo Kay desde atrás.

   —¿Qué sucede?

  —Nos están esperando más adelante, son ángeles negros.

   —¿Cómo...? —ni siquiera pude terminar de hablar y ya se habían abalanzado sobre nosotras a unos cuantos de ellos.

   Kay vino hasta mí y me apartó. Caímos al suelo y él se levantó rápidamente para ir a enfrentarlos. Eran unos seis, Tess estaba del otro lado, detrás de un árbol mientras ellos nos defendían. Yo me levanté del suelo y me puse tras uno también.

   Sentí que alguien se acercaba por detrás de mí, y me congelé en mi lugar, no le veía pero sabía que era otro de ellos. Me tomó por el cuello de imprevisto y me puso contra el árbol comenzando a asfixiarme. Agarré la daga que tenía con bastante trabajo, y le apuñalé (No sirvió de mucho pero por lo menos pude correr) Los demás estaban entretenidos y al parecer no se dieron cuenta de que me perseguían.

   Corrí lo más rápido que pude con el extraño pisándome los talones, obviamente era mucho más rápido que yo. Llegué a un claro y me caí (A buena hora me dió por ello) Ya me veía muerta.

   Me arrastré como pude sobre el suelo, temblaba de miedo y no podía levantarme. Él llegó a mí y me haló por la pierna arrastrándome por la tierra. Traté de defenderme cuando se puso encima de mí sin lograr mucho. Por lo menos sabía que no iba a absorber mi energía, sus ojos eran azules, aunque eso en parte lo ponía peor. Me sujetó del cuello, dejándome ver su sonrisa de satisfacción ante mí sufrimiento. Me desgarró el pecho con sus uñas, haciéndome gritar de dolor, luego volvió a repetir la acción en mi abdomen y brazos. Estaba segura de que iba a matarme, entre la asfixia y sus arañazos que no eran nada pequeños, empezaba a sentirme débil.

   De la nada, sin que me lo esperara en absoluto, apareció una criatura extraña que le agarró con el pico por la espalda y le quitó de encima de mí. Me senté, tratando de recobrar el aliento con desesperación y fue que vi mejor lo que era: la parte superior era como de un águila gigante con plumas doradas, poseía un afilado pico y unas enormes garras, con las que estaba despedazando a mi agresor; su parte inferior, si no me equivocaba, era como un león.

   Estaba atónita, esa criatura le despedazó y luego le quemó con fuego que salía de unos orificios junto a su nariz. Cuando acabó con él se dirigió hasta mí, abriendo su pico y haciendo un sonido que no puedo describir. Estaba aterrorizada pero la criatura ni siquiera me tocó, solo se sentó frente a mí dócilmente.

   Cuando volví en mis sentidos, me paré como pude y me acerqué a él, que me miraba con sus negros ojos así, de una forma rara, como un animalito indefenso (Que de eso no tenía nada) Extendí la mano y toqué su pico para luego acariciar su plumaje, la criatura solo se contoneaba como si fuera un menudo pajarito mientras su dueña lo acaricia.

Dark AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora