Capítulo XV

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   Íbamos por el pasillo, Kay aún me llevaba de la mano.

   —¿No cree que es mal educado de su parte dejarlos a todos así? —le cuestioné resistiéndome a que me llevara.

   —Te dije que soy el rey, hago lo que quiero —vi como sonrió al decir eso.

   —Es un gran idiota, eso sí.

   —Vaya, me sorprende que lo digas en voz alta —se detuvo girándose hacia mí y yo le miré achicando los ojos.

   —¿Y qué más da? Si soy mala, me asesina; y si soy buena, también, entonces haré lo que me de la gana

   Él sonrió— Eres muy graciosa, chiquilla, siempre supe que estabas loca, pero eso de enfrentarte así a Alexa no me lo esperaba.

   —No lo hice porque estuviese loca, dije lo que siento —respondí mirando hacia otro lado.

   —Lo sé y no te preocupes, me encargaré de que se cumpla lo que dijiste.

   Volví a verle— No tiene que hacerlo, mi opinión en esa sala no cuenta.

   —Pues ya viste que muchos estaban de acuerdo contigo.

   —No importa. Quiero ir a mi habitación —traté de soltarme otra vez y fue completamente en vano.

   —Nada de eso, esta noche dormirás en la mía.

   Le miré mal— ¿Qué parte de que le odio fue la que no entendió?

   —La de que yo soy el rey y tú haces lo que yo digo.

   Sonreí indignada— Es cierto, soy solo una esclava, ¿no? Pues no se preocupe, haré lo que usted mande, majestad —me solté ásperamente de su agarre y me fui.

   No planeaba ir a dormir a su habitación ni muerta, pero desgraciadamente él sabía bien como obligarme. Llegué a la alcoba en la que me estaba quedando unas horas después para descansar y al abrir la puerta estaba vacía.

   —«¡Maldito desgraciado! Ya verá, si cree que con esto logrará que me quede con él está equivocado» —pensé y fui directo para donde me habían dicho que era la habitación real.

   Me paré en frente de la puerta y respiré profundo para calmarme un poco porque sentía que iba a matarlo si entraba de golpe. Luego de que lo hice decidí abrir y entrar. Para mi sorpresa el rey no estaba solo, se encontraba en la cama junto a Alexa y si mis ojos no me fallaban, ella estaba desnuda sentada a horcajadas sobre él.

   Respiré hondo una vez más al ver semejante escena, sentía como la ira comenzaba a correr por mis venas, apreté los puños y salí de la habitación dando un portazo. Estaba furiosa ¿Cómo podía hacer cosa semejante? ¿Cómo pudo sacar mis cosas de dentro de mi habitación y luego estarse revolcando con esa? ¿Acaso no tenía vergüenza? Bufé y maldije al aire mil veces al maldito desgraciado Rey de Ahrimán.

   Seguí dando vueltas por un rato para bajarme la ira, es que para colmo era tarde y ni siquiera tenía donde dormir. Caminé por un tiempo alrededor de los pasillos antes de decidirme volver a la alcoba de antes aunque estuviera vacía, pero estaba tan irritada que ni siquiera me di cuenta que me había equivocado de habitación y cuando abrí la puerta que suponía que era la mía, me topé con una persona detrás de ella.

   —¿Uriel? —pregunté sorprendida al verle.

   —¿Valeria? —me miró como si tuviera un tercer ojo en la cara— ¿Qué pasa? ¿Por qué entras así?

   —Espera —salí de la habitación para comprobar si era la mía, luego entré ruborizada—. Lo siento, estaba un poco entretenida y me equivoqué de alcoba.

Dark AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora