Capítulo XXVI

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   Al día siguiente partimos de vuelta hacia la capital. Como el palacio aún no estaba reparado del todo luego del incendio, tuvimos que ir para la fortaleza. Los generales que quedaban volvieron a sus respectivas provincias, exceptuando a Alexa y Dyton, que se quedaron para ayudar en la capital.

   Kay estuvo un poco ocupado en esos días, a pesar de que no estaba recuperado totalmente. Tuvo elegir quiénes dirigirían las provincias de los generales que habían fallecido, aparte de que al perder a casi todo el ejército, debía arreglárselas para "recomponer" lo que había roto y entre ello se encontraba el pagarle una especie de indemnización a las familias, que al ser tantas no sería la gran cosa; era más bien algo simbólico para evitar revueltas, pues no era secreto para nadie que aquella batalla era una venganza personal del rey.

   Un mes después las cosas dentro del reino estaban muy calientes. Más de uno de los reinos conquistados intentaron revelarse durante ese tiempo, pero fueron controlados efectivamente. Ese día volveríamos al palacio, sería la primera vez que caminaría por las calles de la ciudad y eso me emocionaba un montón. El último mes había sido demasiado difícil para nosotros pero ya todo había pasado y estábamos en paz.

    Estaba recogiendo mis cosas cuando Kay entró a mi habitación.

   —Buen día —me saludó.

   —Buen día, majestad —hice una ligera inclinación y continúe con lo mío.

   —Veo que estás recogiendo las cosas. Sabes que no tienes que hacerlo, mandé a que te trajeran ropas nuevas —comentó acercándose.

   —No se moleste, estoy bien así.

   —Has estado distante después de aquel día, Valeria.

   —No sé a qué se refiere con eso —respondí sin mirarlo.

   Me tomó del brazo y me giró hacia él— Sabes bien de lo que te hablo. Sé que las cosas han estado complicadas, pero siento que me estás evitando.

   —Es impresión suya, majestad.

   —¿En serio? No lo parece, ni siquiera me dejas acercarme y a duras penas te he visto.

   —Majestad, seamos claros, ¿qué es lo que desea?

   —No lo sé, te he extrañado mucho porque no te he visto y me sorprende, porque creí que después de cómo me besaste las cosas cambiarían.

   Miré triste hacia un lado— Ese beso fue un error, no debí hacerlo.

   —¿Por qué dices eso? —tomó mi rostro haciendo que nuestras miradas coincidieran— ¿Por qué sería un error?

   —¿Qué es lo que soy para usted? —le devolví la pregunta separándome de él, su contacto me hacía querer ceder y no podía permitirlo.

   —¿A qué viene eso ahora?

   —Solo responda ¿Qué soy para usted? ¿Una esclava, una princesa, su juguete por un rato, algo más? ¿Qué soy?

   —Pues no lo sé, ni siquiera lo había pensado.

   —Exacto, ese es el motivo por el cual lo que sucedió aquel día fue un error —volví a hacer lo de antes, sintiendo mi corazón doler ante su respuesta.

   —No entiendo lo que quieres, Valeria.

   —No importa, solo sé que no lo volveré a repetir, no voy a besarle nunca más —dejé a un lado las cosas y le miré—. Estoy feliz de que esté vivo y de veras sería mentira decir que aún le odio, pero no hay más que eso. Ahora, si no le molesta, desearía que me dejara sola, necesito terminar de recoger mis cosas —le pedí sin mirarlo y él abandonó la habitación dando un portazo, parece que lo que dije no le sentó bien.

Dark AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora