Capítulo XXVIII

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   —¡Lo besaste! —exclamó Tess y le tapé la boca.

   —Baja la voz, Tess, te van a escuchar —le reprendí ruborizada. Estábamos en el salón del trono esperando la cena y ella había insistido en que le contara mi historia, en eso estaba, pero no le especifiqué quién era el chico del que me había enamorado.

   —¿Y él qué hizo? —susurró después.

   —Me besó de vuelta — respondí ruborizada.

  —¡Uy, qué lindo! —chilló emocionada como una niña.

  —Ni tanto, Tess. Ya te dije que él no me quiere —mascullé por lo bajo muerta de vergüenza.

   —¿Cómo que no te quiere? Te besó de vuelta, eso es suficiente prueba.

   —No es tan simple —vi como servían la mesa, lo cual no me abrió mucho el apetito porque hasta ahora lo único que había eran frutas—. Tess, por favor, dime que eso no es lo único que van a servir.

   —Sí, créeme, es lo mejor del reino.

   —Pero son frutas nada más —me quejé casi llorando.

   —¿Ustedes comen algo más que eso? —preguntó sorprendida y casi rompo en llanto.

   —Creo que voy a morir de hambre en el reino de las hadas.

   Todos comenzaron a comer como si aquello fuera el manjar más exquisito sobre la tierra y yo lo único que pude coger fue una manzana. No reniego de las frutas, me gustan, pero mi estómago no me pedía algo como eso a tales horas de la noche.

   —¿No te gusta la comida, Valeria? —preguntó Brithiel que de seguro notó mi estado. Yo me puse pálida ante su pregunta y él sonrió—. No te preocupes, sé que los humanos comen otras cosas, pero aquí no tenemos nada de eso.

   —No se preocupe, majestad, comeré lo que hay —pinté una sonrisa plástica en mi rostro y le di otra mordida a la manzana.

   —¿Cuánto tiempo piensas quedarte?

   —Pensaba partir mañana, majestad, sería lo mejor.

   —Valeria, quisiera que te quedases hasta después de mi ceremonia de iniciación. Eres mi única amiga y sería un regalo que estuvieses aquí.

   —Bueno, Tess, sería un placer si es que al rey no le molesta —respondí dándole una mirada recelosa a Brithiel.

   —Un día más no hará daño, además creo que a Tessara le hace bien tener una amiga...

Luego de cenar, Tess insistió en que fuéramos a pasear otra vez por el palacio. Elijah y el rey nos acompañaron también, me estaba divirtiendo mucho porque Tess y Elijah no dejaban de pelear.

   —¡Ya te dije que no soy una niña, puedo cuidarme sola, Elijah! —exclamó ella molesta cuando estuvimos en un inmenso balcón, cuya vista daba hacia el lago en el que se reflejaba la hermosa luna.

   —Por supuesto que eres una niña, ni siquiera tienes tus alas —él la despeinó y ella se alteró mucho por el comentario.

   —Ellos pelean mucho, ¿verdad? —pregunté sonriendo a Brithiel que se encontraba a mi lado.

   —Sí, no se llevan muy bien esos dos —respondió dando un suspiro cansino.

  Sonreí, observando de nuevo la escena, esas peleas no eran de quienes no se llevaban bien en absoluto.

   —A mí me parece que hay algo más —me recosté del hermoso muro de cristal observando el paisaje—. Es muy lindo aquí, podría pasar toda la vida en este lugar si no fuese por la comida.

Dark AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora