El sol comenzó a iluminar la habitación, las cortinas de seda blanca se balanceaban debido a la brisa que entraba a través de las ventanas. El olor de su cuerpo se impregnaba con el mío, podía oír su respiración y su corazón latiendo pausadamente. Abrí mis ojos y él aún dormía conmigo envuelta en sus brazos; me separé sigilosamente y me salí de la cama.
-¿A dónde vas, Valeria? -preguntó somnoliento, notando mis serias intenciones de escabullirme.
-Me pidió que durmiera aquí esta noche, ya cumplí, así que me marcho a la torre -respondí seca yendo hasta donde había dejado mis zapatos.
-No te puedes ir, vuelve a la cama, aún es muy temprano- me hizo un puchero pero no le di importancia, no iba a quedarme un minuto más.
-No quiero quedarme aquí, majestad.
-Valeria, vuelve, por favor.
Le miré mal- ¿Por qué tiene que ser así? ¿Cree que tengo ganas de estar aquí con usted después de lo que me hizo? -estaba hastiada de su insistencia, no entendía por qué no podía ver que simplemente se me hacía difícil estar a su lado luego de lo que me había hecho.
-Ya te pedí perdón.
-¡Pues eso no arregla nada! ¡Si rompes un vaso y luego le pides perdón, no vuelve a ser el mismo de antes!
-Para un humano no, pero yo puedo hacer que sea el de antes y aún mejor.
Maldito ángel negro, le maldije para mis adentros apretando los puños, pero aún así, no cedería, mi dignidad no era un simple vaso.
-No me importa. No quiero seguir en esta habitación, soy su esclava y haré lo que me pida, pero sepa que es en contra de mi voluntad.
Vi como lo que le dije le molestó un poco, pero así me sentía y por mucho que quisiera no podía cambiarlo.
-Anda, vete, haz lo que te venga en gana -respondió molesto y se acostó dándome la espalda.
Me cambié el camisón lo más rápido que pude y me puse un vestido para luego salir de allí, e irme hacia la torre. Estuve allá durmiendo por unas horas más hasta que una sirvienta llegó a prepararme. Cuando estuve lista fui a trabajar donde las demás mujeres, el señor Nemed me estaba esperando.
-Buen día, Señor Nemed.
-Buen día, Valeria.
-¿Hay algo que deba hacer por aquí?
-Creo que no hay trabajo para ti hoy, eres muy eficiente.
-Gracias -sonreí y casi al mismo tiempo noté la presencia del tal Demir en el lugar- ¿Qué está haciendo él aquí?
-Ah, el señor Demir es maestro en el arte de las hierbas, un galeno de los mejores, está preparando algunos productos de belleza para las chicas.
-Ya veo -asentí con duda, la verdad, él no me caía bien-. Bueno, Señor Nemed, he de marcharme, que tenga un buen día.
Abandoné el lugar e iba caminando por los pasillos cuando me encontré con Uriel sentado en uno de los muros bastante relajado.
-¿Uriel? ¿Sucede algo?
-No, solo estaba dando una vuelta y descansando. No siempre estamos en tiempos de paz.
Sonreí ante el comentario, el general de cierta forma me emanaba buenas vibras, a pesar de que había sido algo tosco la primera vez que nos encontramos.
-Ni pareces general diciendo esas cosas -me recosté del muro junto a él, mirando hacia afuera-. Este palacio es demasiado grande y hermoso, seguro que ni siquiera debes haberlo disfrutado lo suficiente -comenté recostado mi cabeza sobre mi mano y mirándole de reojo.
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Dark Angel
FantasyValeria fue llevada como esclava cuando el rey de Ahrimán conquistó su reino. Ella, apenas una simple princesa que jamás había salido de entre los muros de su palacio, termina formando parte de un mundo que solamente había conocido en libros y que c...