Capítulo XVII

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   La noche pasó tan rápido que ni siquiera me di cuenta y ya estaban despuntando los primeros rayos de sol en el horizonte. Estábamos parados los cuatro (Kay, Uriel, Demir y yo) en la cima de la fortaleza y se podía observar a lo lejos el ejército del reino marchando hacia nuestro destino.

   —¿Está todo listo, Uriel? preguntó el rey.

   —Sí, majestad. Los generales de las ciudades más cercanas a la capital ya están movilizando a sus soldados hasta acá, en unas horas tendrán la ciudad bien vigilada.

   —Perfecto ¿También están listas las compañías, no?

   —Sí, están de camino al punto de encuentro. El campamento está siendo montado por los soldados de la capital, cuando los demás lleguen estará todo listo.

   —Bien, hasta ahora todo va según el plan.

   —Dyton voló hace unas horas para divisar por donde viene el ejército de Guideon y aún falta mucho para que lleguen, también dijo que son más de lo que imaginábamos pero que aún así no nos superan.

   —¿No deberíamos irnos ya, majestad? —preguntó Demir.

   —Por supuesto —asintió él y los tres tomaron su forma de ángeles negros.

   —Bueno, se ven muy geniales ustedes, pero les recuerdo que yo no tengo alitas que me permitan volar —comenté haciendo un gesto con mis brazos como si tuviera alas, los tres sonrieron al ver lo que hacía.

   —¿Si quieres te llevo, niñita? —se ofreció Demir sonriendo con maldad, ni muerto volaría de nuevo con él.

   —Prefiero irme con el rey a quien odio, que irme contigo, Demir. Casi muero la última vez que me llevaste.

   —Entonces te vienes conmigo —dijo el rey cargándome en sus brazos sin siquiera dejarme responder.

Alzamos vuelo, íbamos muy alto y muy rápido; aunque Kay no daba vueltas como Demir y eso se lo agradecía.

   —¿Te sientes bien? —me preguntó él en cierta parte del camino.

   —Estoy algo mareada, pero creo que es normal, me pasó cuando volé con Demir también.

   —Es la primera vez que sales del palacio, ¿verdad?

   —Sí, aunque en esta posición no hago más que ver nubes y eso.

   —¿No te daría miedo ver hacia abajo? Estamos muy alto.

   —No lo sé, nunca lo he probado —sonreí con mis ojos fijos en los suyos, que tenían un color especialmente claro esa mañana.

   —Intentémoslo entonces —me colocó de espaldas a él, mirando hacia abajo y me rodeó la cintura con sus brazos para sujetarme, y que no terminara cayendo.

   —¿No es peligrosa esta posición? —la altura me amedrentó un poco—. Siento que puedo caer en cualquier momento.

   —No te preocupes, si te caes no dejaré que llegues al suelo.

   Le miré mal de reojo— En momentos así se supone que debe decirme que jamás dejará que me caiga o algo por el estilo —rodé los ojos. Que falta de romance.

   —Si eso es lo que quieres escuchar, está bien. No dejaré que te caigas, Valeria —lo último me lo susurró al oído.

   Eso me puso nerviosa y ya de por sí estaba asustada, pero disfruté de la vista, abrí mis brazos e hice de cuenta que volaba con mis propias alas. Desde allá arriba podía ver las llanuras y el gran bosque que se extendía hacia el norte de nosotros. También había lagos y a lo lejos se podían ver algunas cascadas, parecía tonto pero era mi primera vez viendo todo eso y hacerlo desde tan gran altura me fascinaba.

Dark AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora