CAPITULO 17.

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Llevamos unas cuántas cervezas cada uno y cada vez me siento más desinhibida con respecto a Benjamín. No sé si eso es algo bueno o malo. Positivo porque por vez primera, me siento cómoda con alguien a quién no quiero mentirle por absolutamente todo. Y negativo porque me aterra lo que pueda salir de mi boca.

—¿Está todo bien, Ava?—interrumpe Benjamín mis pensamientos.
—Sí. Estaba pensando.
—¿En qué?
—En lo bien que la estoy pasando—contesto con sinceridad.

Me mira sin ninguna expresión.

—Lo sé. Yo también, Ava, yo también—suspira.
—¿Por qué lo dices de esa forma?—pregunto, frunciendo el ceño.
—¿De qué hablas?—contesta con indiferencia mientras se lleva a los labios la cerveza.
—Lo dices con anhelo.

Niega con la cabeza varias veces. Guarda silencio. No presiono. Dejo la cerveza y le quito la tableta que está descansando en sus muslos. Me levanto y escribo en ella la canción que quiero escuchar. Cuando empiezan a sonar los acordes, la dejo en la mesa.

I've been reading books of gold
The legends and the myths
Archilles and his gold
Hercules and his gifts
Spiderman's control
And Batman with his fists
And clearly I don't see myself upon that list.

Empiezo a canturrear mientras observo a un Benjamín estupefacto.

But she said, where'd you wanna go?
How much you wanna risk?
I'm not looking for somebody
With some superhuman gifts
Some superhero
Some fairytale bliss
Just something I can turn to
Somebody I can kiss.

Empiezo a cantar más fuerte cuando viene mi parte favorita. ¡Síii! Alzo mis brazos y empiezo a moverme de lado a lado.

Oh, I want something just like this.

¡De nuevo! ¡Me encanta esta canción!

Benjamín sonríe con coquetería y se levanta. No dejo de moverme. Por alguna razón, quiero seguir bailando para él, porque eso es lo que estoy haciendo desde que me levanté del sofá.

Mi caballero coge la tablet y cambia de canción, haciéndome detener.

—¡¿Qué haces?!—exclamo molesta.
—Paciencia, Ava—contesta sin mirarme.

La voz de Marshmello ft. Bastille suena por toda la habitación y sonrío. Benjamín se acerca a mí con cautela. Esos ojos, ése brillo...

—¿Puedo?—pregunta una vez que está cerca de mí.
—Sí—susurro cómo una niña.

Me toma por la cintura, acercándome a él. Me sorprendo por lo bien que sus manos se adaptan a mis caderas. Pongo los brazos alrededor de su cuello. Estamos juntos.
Nuestras caderas se empiezan a mover de lado a lado. Nos miramos a los ojos. Benjamín sabe bailar. ¡Y muy bien!

—No sabía que bailabas—comento asombrada.
—Sé hacer muchas cosas, Ava.
—Me sorprendes, Benjamín, y déjame decirte que eso no pasa muy a menudo.

Una duda crece en mi interior y no sé cómo hacerla callar. Son tantas cosas que me carcomen por dentro y no sé cómo actuar. El nervio empieza a hacer efecto.

—¿A qué le tienes miedo, Ava?—pregunta en un tono tan bajo que pienso que voy a desfallecerme ahí... en sus brazos.
—No sé, Benjamín.

Una parte de mí, dice que aproveche el momento. Venga, Ava, ¿hace cuánto no tienes sexo? Hace mucho, la verdad. Y tengo que destacar que Benjamín es el único que ha logrado que ésa parte felina se despierte.

Once y Media (11:30) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora