CAPITULO 43.

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Mi caballero entra mirando al frente, hacia mi despacho. Al notar que no hay nadie, empieza a buscar a los lados y es cuando se da cuenta que ambas estamos en el sofá. Su vista se posa en mi primero, frunce el ceño y luego mira a Eleanor, en ése momento su entrecejo se acentúa más. Me levanto y cierro la puerta que aún está abierta.

—¿Qué pasa, Benjamín?—pregunto colocándome frente a él.

Ignora mi pregunta para mirar de nuevo por encima de mi hombro. Volteo. Eleanor nos está mirando con curiosidad, aunque su aspecto es lo que más llama la atención. Estoy segura que el cerebro de Benjamín está maquinando.

—¿Todo está bien, Eleanor?—pregunta alzando un poco la voz para que mi amiga escuche.

Abro los ojos de par en par en cuanto lo escucho. Vuelvo mi vista hacia Benjamín y lo miro sorprendida. Vaya, esa sí que no me la esperaba.

—S... sí, sí—balbucea la pelirroja.

Ésa respuesta parece no gustarle porque me mira y sus aletas se ensanchan. Pasa por mi lado, encaminándose hacia Eleanor. Doy la vuelta sobre mis talones, sin poder salir del estado de shock. Benjamín se arrodilla ante ella, mirándola con cariño. Eleanor incrédula sigue sus movimientos, mordiéndose el labio. Está nerviosa. Joder. Hasta yo. ¿Que está tratando de hacer?

—Me estás mintiendo—acusa.

Eleanor y yo lo miramos con la boca abierta. Mi amiga no puede creer lo que está escuchando y yo tampoco.

—¿Q... qué?—tartamudea, totalmente intimidada.

Benjamín la escudriña. Desde aquí puedo ver cómo la pelirroja traga saliva, desviando la mirada rápidamente. No puedo moverme. Estoy en un estado de trance mirando la escena. Y no me siento para nada celosa, es que de verdad, de verdad está preocupado por ella. Mi pregunta es: ¿por qué?

—Conoces desde hace mucho a Ava, ¿cierto?—afirma mi caballero. Eleanor asiente y Benjamin prosigue—. Estás consciente que ella se preocupa mucho por ti y yo me preocupo por ella. Entrar aquí y mirarla a los ojos, me atormentó. Cuando te vi a ti, supe que eras la razón del por qué sus ojos están así. Entonces lo que te esté pasando a ti, ahora me concierne a mí, porque esa mujer que está allá—dice levantado el brazo para señalarme—, te quiere más que a nada en el mundo y jamás permitiría que alguien a quién ella respeta, la lastimen. ¿Puedes entender eso, Eleanor?

Mi corazón va a mil por segundo. Escuchar a mi caballero decir que se preocupa por mí y por las personas que me rodean, ablanda mi corazón. No dejo de mirarlo. Definitivamente ése hombre está haciendo que la parte más débil de mi interior, florezca.

De un momento a otro, todo queda ahí cuando Eleanor se desploma a llorar.

¡Madre mía! Salgo de mi trance, acercándome rápidamente a Eleanor. Me siento a su lado y la abrazo. Benjamín se levanta, sentándose al frente, cruzando una pierna por encima de la otra. Empieza a sonreír, divertido. ¿Por qué le causa gracia ver a mi amiga así? Le lanzo dagas con la mirada y el sólo se encoge de hombros, mirándome juguetón. Lo ignoro. Me concentro en la pelirroja. Está sollozando y no entiendo por qué. Trato de consolarla acariciando su pelo. Lo consigo. Poco a poco empieza a calmarse y su respiración vuelve a la normalidad.

Se aleja de mí y levanta la vista para mirarme con los ojos más ilusionados que haya visto en mi vida.

—¡Joder, Ava! Es que ha sido muy lindo lo que ha dicho... ¿has escuchado?—dice, sorbiendo por la nariz.

Mi caballero saca un pañuelo de su traje y se lo tiende. Eleanor lo toma, agradeciéndole con una sonrisa tímida. ¿Está de coña? ¿Ha llorado por lo qué ha dicho Benjamín?

Once y Media (11:30) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora