CAPITULO 51.

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Estos días sin Benjamín a mi lado fueron duros. El primer día no pude separarme de su cama, en la noche después de regresar del Boxing, regresé a su apartamento y así fue al siguiente día. Estar en su apartamento, me recordaba lo bien que me siento a su lado y lo fácil que es todo cuando estoy con él. Mi caballero en todo éstos días no dejó de escribirme. Estuvo al tanto de mí y eso se lo agradecí.

Ahora estoy aquí, mirándome en el enorme espejo de su vestuario, sin poder creerlo.

Estoy hermosa.

Mi pelo está completamente liso, cae en cascadas por mi espalda y mis hombros. Mis orejas están adornada con unos pequeños diamantes en forma de círculo que no se ven a simple vista. Mi mirada está potente, ya que me hice un sombreado ahumado. Tengo rímel y blush. El vestido es lo que más me gusta. Es rojísimo. Es de mangas, pero tiene parte del pecho y los brazos descubierto, dejando una especie de escote en forma de corazón. Mis senos pueden verse perfectamente, sin darle paso a la vulgaridad. El largo del vestido es impresionante. Toca el suelo, pero sólo lo suficiente para no enredarme al caminar con mis zapatos negros y altos. El toque final lo da mi abrigo vintage color blanco brillante. ¡Madre mía! Estoy impresionante.

Salgo de la habitación y cojo de la cama la pequeña cartera que utilizaré con unos guantes blancos. Al estar lista, me dirijo fuera del dormitorio, hasta la puerta del apartamento. Benjamín me envió un mensaje unas horas antes diciéndome que a las 8:00P.M. Bajara al aparcamiento. Estoy a punto de hacerlo cuando la puerta se abre. Me quedo quieta en el pasillo.

Mi caballero entra por la puerta y lo miro sin poder creerlo. ¡Está impresionante! Jamás lo había visto vestido de esa forma. Tiene un traje formal color azul oscuro eléctrico, desde la punta de los pies a la cabeza. Su pelo está liso, arreglado hacia arriba dándole una apariencia mucho más joven. Tiene su mismo abrigo Ulster pero éste es en negro eléctrico. Está abierto, dándome una vista perfecta de lo que lleva puesto. ¡Joder! ¿Ése es mi novio?

Benjamín está consternado, igual que yo. No ha parado de mirarme. La sala se queda en silencio. Ambos contemplando lo que está a nuestro alrededor. Una clase de corriente eléctrica se hace participe entre nosotros, cuando nos empezamos a acercar con cautela, cómo si tuviésemos miedo de hacernos daño. 

Al tenerlo de frente, está mucho más guapo. Me invade su olor. Huele a hombre. A limpio. Quisiera besar su cuello y no salir de ahí nunca. Cada parte de él grita sensualidad y poder. Definitivamente, es él hombre más guapo de mi mundo.

Benjamín observa todo mi cuerpo. Desde la cabeza hasta los pies. Se detiene en mi cara y suelta un jadeo. Mira mis orejas y sé que le gusta lo que ve. Le gusto yo y todo lo que conlleva mi apariencia. ¡Sí! Me encanta sentirme tan deseada por él, y más cuando ése brillo en los ojos lo delata. No cabe la menor duda de qué ambos nos sentimos completos en cuánto a la apariencia se trata.

—¡Joder, Ava! Estás, ¡madre mía! ¡Estás hermosa!—adula con la voz ronca.
—Gracias, Benjamín. Tú también... estás guapo—concedo mordiéndome el labio con nerviosismo.

Mi caballero baja la vista hacia donde mis dientes están atrapando la pequeña carne. Me alegra tanto que no me gusta usar labial, porque se acerca con cuidado para darme un beso. No está cargado de deseo, es sólo dulzura. Al separarnos, tiene una enorme sonrisa en su cara.

—Estoy más que contento de llevar de mi mano a una mujer cómo tú—dice con orgullo.

Me sonrojo sin poder evitarlo. ¡Vaya pinta! Rojo por todos lados. Si Benjamín continúa así en la gala, seré un buen de luces para todo el mundo.

Toma mi mano, apretándola con fuerza.

—Es mi primera vez, así que ni se te ocurra soltarme—recuerdo.
—Lo que desees, Ava.

Hago un puchero. Qué mono cuando dice eso. Nunca podré cansarme de escucharlo. Ambos salimos de su apartamento, hacia el aparcadero. En ningún momento Benjamín deja de verme. Cada vez que lo consigo mirándome en in fraganti, se voltea rápidamente con una sonrisa pícara en los labios. Al llegar abajo, Paúl no espera con la puerta abierta. Cuando nos ve hace un asentimiento de cabeza y a mí me sonríe con cariño. Le sonrío de vuelta. En todo este tiempo, se ha ganado mi respeto. ¿Puede ésta noche ir mejor? Y todavía no ha empezado...
Entramos al auto más que contentos.

Once y Media (11:30) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora