En la mañana todo pasa demasiado rápido. Benjamín está de pie con el ceño fruncido a mi lado. Está preocupado.
—Tengo una reunión, Ava. Hay problemas en la empresa. Tengo que irme. ¿Crees poder estar lista en 20 minutos?—comunica rápidamente.
¡Claro que sí! En modo respuesta, me levanto velozmente dirigiéndome al baño. Dejo a Benjamín en la habitación. Está apurado, así que debe ser importante. Hago un récord. Me baño en cinco minutos y el resto lo utilizo para vestirme. Para hacer todo cómo un rayo, tengo que felicitarme por mi apariencia. Estoy presentable. Al salir del baño, mi caballero no está en el cuarto. Cojo mi cartera, guardo mi teléfono en el bolso y me pongo mis lentes. Me encamino hacia fuera.
Benjamín está esperándome en la puerta con el teléfono en las manos. Al sentir mi presencia, alza la vista y sonríe, pero la sonrisa no llega a sus ojos. Acerco mis pies hacia él. Guarda su móvil en el suéter y yo cojo su mano.
—¿Todo está bien?—pregunto con timidez.
—Es sólo un problema en uno de mis hoteles. Necesito resolverlo—explica, abriendo la puerta.Salimos y nos introducimos en el ascensor. Al llegar al aparcamiento, Paul está ahí. Nos saluda a ambos y nos metemos en el auto. Nos ponemos en marcha.
—Es increíble que puedas estar hermosa tan sólo en unos minutos—adula mi caballero.
Hago un mohín y me acerco a él. Le doy un beso, largo y profundo. Al separarnos sonríe de verdad. Está mejor. ¡Sí!
Paúl se detiene en mi edificio y Benjamín me besa de nuevo.
—Te escribo, ¿de acuerdo? ¡Ten buen día!
Lo miro por un largo tiempo y accedo. Salgo del auto con mi cartera y voy directamente al ascensor. ¡Es hora de trabajar!
Mi teléfono empieza a sonar. Dejo el correo a un lado y lo tomo. Es Eleanor. ¡Qué gustico siempre saber de ella!
—¡Hola, Ele!—contesto con entusiasmo.
—¿Ava?—dice con la voz entrecortada.El sensor de alamar se activa en mi cabeza. Me levanto apurada, con el corazón acelerado.
—¿Qué pasa? ¿Estás bien?—pregunto preocupada.
—No. Necesito verte. Tengo que hablar contigo—contesta en un susurro.Ha estado llorando y mucho. Su voz está ronca. Estoy al tanto de que Eleanor es la mujer más dramática que conozco, pero sé que no se pondría de esa forma porque sí. Cojo mi cartera.
—Vale, Eleanor. ¿Dónde estás?—digo mientras camino hacia la puerta.
—En tu empresa. Tomaré el ascensor.Estoy a punto de insultarla por no decirlo antes, pero opto por el silencio. Esperaré. Doy la vuelta y me dirijo a mi escritorio.
—Te espero—accedo mientras dejo mi cartera en su sitio.
—Está bien...La llamada se corta y dejo mi teléfono a un lado. Me quedo de pie y observo la puerta impaciente. El cuello empieza a escocerme. No puedo con los nervios. ¡Joder! Miro a todas partes y casi que corro a buscarla, cuando Elizabeth abre la puerta. Mi asistente conoce a cada integrante de mi entorno, así que sabe que no debe llamarme cuando alguno de ellos se presenta. Cosa que nunca había ocurrido –hasta ahora–. Es la primera vez que la pelirroja se presenta en mi empresa. No me gusta, pero si Eleanor vino hasta acá es porque me necesita. Así que mis reglas pueden irse a otro lugar.
Elizabeth se hace a un lado. Y a los segundos puedo ver a Eleanor. Casi me da un infarto. Está demacrada. Pálida. El pelo desarreglado, vestida informalmente y con unas ojeras más grandes que la tímida sonrisa que quiere darme. ¡Madre mía! No es la pizca de lo que era antes. La romántica y bohemia Eleanor, no está.
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Once y Media (11:30) ✔
RomanceEl pasado de Ava White cada vez se hace más presente en su actual vida. Dejar lo que alguna vez fue, se vuelve constante. Sus secretos más oscuros empiezan a salir a la luz al toparse con unos ojos llenos de temor y curiosidad. Pero, ¿curiosidad por...