CAPITULO 26.

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Estoy amarrándome el pelo en una coleta cuando suena el intercomunicador. Está aquí. Me miro por última vez en el espejo y estoy guapa y cómoda. Un jean oscuro, una camisa básica, un suéter cachemiré y mis guantes. Mis zapatos deportivos y mis lentes. Perfecta. Salgo del cuarto y tomo mi bolso de siempre junto con el teléfono. Me dirijo a la puerta mientras guardo mi teléfono en la cartera.

En el aparcamiento Benjamín está esperándome en el asiento del piloto con los vidrios abajo. Me subo a su auto. Le doy el visto rápido y va tan guapo como siempre. Todo de negro e informal. Me encanta.

—Hola.
—Estás hermosa, cómo siempre.
—Que nunca se te quite el gusto de decirle a una mujer lo hermosa que se ve.

Recibir cumplidos así estés al tanto de lo que vales, nunca está de más. A las personas les gusta, y yo no soy la excepción.

—No dejaré de hacerlo—dice con el ceño fruncido.

Saco mi teléfono del bolso y Benjamín sale del aparcamiento.

—¿Tienes Bluetooth en tu radio?—pregunto.
—Sí. Enciende la pantalla—instruye, señalándome con el dedo el cuadrado.

Toco la pantalla y me conecto fácilmente. Subo un poco el volumen del radio y coloco la canción que quiero. Skinny love-Bella Ferraro.

Mi caballero empieza a subir los vidrios y lo detengo.

—Déjalos abajo.
—Te vas a resfriar—señala.

Volteo los ojos. Me gusta el frío y me gusta la canción. Por ende, la voy a disfrutar de la forma en que más me gusta: con paz

—No lo haré. Sube la tuya si quieres.

Suelta un bufido pero me hace caso. Deja mi ventana abajo y la suya también. Me acomodo más cerca de la ventana y coloco mis dos brazos en el vidrio, en posición de dormir y soporto mi cabeza entre ellas. La fría brisa de Londres arropa mi cara y aspiro su olor. Fresco.

Come on skinny love, what happened here?
Suckle on the hope in light brassieres
My, my, my, my, my, my, my, my
Sullen load is full, so slow on the split.

Canturreo tan bajo que es posible que Benjamín no me escuche. Sin querer, al ver el cielo, las estrellas y el olor de la noche, me transporto al pequeño ángel que habita en mi.

"Estoy acostada en el césped mirando el cielo. La brisa fría golpea con fuerza mi cara. El olor a petricor cada vez es más fuerte. Y estos son los pequeños momentos que puedo disfrutar con sabiduría: cuando la naturaleza regala pedacitos.

Ava, Ava, Avagritan desde la distancia.

Confundida me apoyo en mis codos y observo quién grita. A la distancia, veo que una rubia se acerca corriendo con rapidez hacia mi. No puedo evitar sonreír. La mujer más hermosa de mí vida. Vea. Lo próximo que siento es cómo se lanza encima y me da un sonoro beso en la mejilla, haciendo que mi espalda toque el pasto de nuevo.

¡Detente!exclamo entre risas.
Te estaba buscando por todas partes. Fui a tu casa y tu madre me ha dicho que estarías aquí.

Se quita de encima y se coloca a mi lado. Lo más cerca que puede. Su cabeza descansa en mi hombro y suspira complacida.

Vea es cómo un ángel. Su pelo es amarillo cómo el cobre y es de piel blanca. Sus ojos son los azules más claros que haya visto en mi vida y tiene una sonrisa que es capaz de iluminar las noche más oscuras.

Ava, ¿crees qué alguna vez seamos felices?pregunta de repente.
¡Claro que sí! ¿Por qué lo dudas?—respondo, frunciendo el ceño.
No sé, Ava. En sí, ¿qué es la felicidad? Somos tan sólo unas niñas y no comprendo muchas cosas. ¿Tú sí?
La felicidad son estos momentos, Vea. Tú y yo. Aquí.
Tienes que prometerme algo, Avasuplica mientras siento cómo se levanta.

Once y Media (11:30) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora