Vamos en la limusina hacia mi empresa. Benjamín está revisando su teléfono. Respiro profundo. Es momento de decirle.
—Al salir del trabajo, voy a mi apartamento—digo con indiferencia.
Benjamín detiene el movimiento en su teléfono. Lo bloquea y guarda. Me mira.
—¿Por qué?—pregunta confundido.
—Tengo mi computadora en casa, Benjamín. Elizabeth ha enviado unas fotografías a mi correo y tengo que revisarlas. Son de algunos negocios que están en venta.Ya las he visto. Sin embargo, exijo un momento a solas para comprender mis pensamientos con calma. Si no lo tengo, pasaré cada noche con Benjamín culpándome por lo que he hecho. Paso de eso. Prefiero poner en orden mis ideas.
—Podemos buscarla, Ava—propone encogiéndose de hombros.
—Lo sé. Pero tengo cosas que revisar...Benjamín entrecierra los ojos. Le tomo la mano, dándole confianza. Muy a su pesar, se resigna y asiente.
—Está bien, Ava. Envíame un mensaje al terminar, ¿vale?
Sonrío en modo de respuesta. No voy a enviarle un mensaje. Aquí dónde estoy, tengo el cuerpo débil, la mente destrozada y la dignidad por el suelo. No seguiré pretendiendo estar bien delante de él.
Coloco nuestras manos juntas en mi muslo y la acaricio hasta llegar a la empresa. Cuando nos estamos acercando, lo suelto y cojo mi cartera.
—Paúl vendrá a recogerte a las 6:30P.M—dice Benjamín.
Pienso en tomar un taxi hasta mi apartamento pero sé que si insisto, pensará que algo malo está pasando y es lo menos que deseo. Opto por asentir.
—Gracias, Benjamín.
La limusina entra en el aparcamiento, deteniéndose frente al elevador. Benjamín toma mi brazo para darme un beso. Se lo devuelvo con gusto. Me gusta lo bien que puede hacerme sentir. Lo beso con ganas, suspirando en cada espacio. Rompe nuestro beso. Hago una fotografía mental de su rostro.
—Ten buen día, Ava—dice para luego darme un beso en la frente.
—Tú también, Benjamín—musito.Ojalá pudiera explicarle todas las cosas que pasan por mi mente. Lo miro por última vez y salgo del auto. Paúl cierra detrás de mí. Le agradezco y me encamino al ascensor, desapareciendo rápidamente.
Las puertas del ascensor se abren. Elizabeth en cuanto me ve llegar, se levanta de un salto, cogiendo rápidamente varias carpetas de su escritorio. ¿Por qué siempre hace eso?
—Buenos días, Elizabeth. ¿La construcción del hotel empieza hoy?—pregunto mientras camino hacia mi despacho.
Abro la puerta y entro. Me encamino directamente a mi escritorio con la morena pisándome los talones.
—Sí. El señor James la supervisará ésta tarde—contesta.
Tomo asiento, dejando mi cartera a un lado. Elizabeth coloca varias carpetas sobre la mesa de cristal. La observo y está impecable, cómo siempre. Toco el mango de mis lentes, moviéndolos hacia arriba.
—He visto las fotos que me has enviado. ¿Qué puedes decirme de la editorial?
Me reclino hacia atrás, esperando por su respuesta. Elizabeth sujeta con fuerza la carpeta que tiene entre sus brazos, enderezándose. Ahí está mi asistente, segura de sí. Sonrío.
—Mala organización. La persona que gerencia la editorial la ha llevado a la quiebra. Han tratado de buscar a alguien más pero se han dado por vencidos. Es difícil levantarla después de tal recaída—explica frunciendo el ceño.
—Mmm... interesante.
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Once y Media (11:30) ✔
RomanceEl pasado de Ava White cada vez se hace más presente en su actual vida. Dejar lo que alguna vez fue, se vuelve constante. Sus secretos más oscuros empiezan a salir a la luz al toparse con unos ojos llenos de temor y curiosidad. Pero, ¿curiosidad por...