Unos besos húmedos en mi cuello me despiertan completamente. Sonrío.
—Buenos días, Ava—susurra Benjamín en mi oído.
—Buenos días—respondo con un suspiro.Me siento en el séptimo cielo con los cariños de Benjamín. Me acurruco más hacia atrás y siento su erección matutina. Me llama. Me prende. Y, aunque quiera sentirlo de mí, tengo una empresa que manejar.
—Tengo que trabajar—recuerdo.
—Date la vuelta.Doy la vuelta y lo observo. Estoy a punto de volver a suspirar. ¿Cómo es posible que sea vea tan guapo recién despierto? Y esa sonrisa que adorna su cara...
—Eres hermosa, Ava—adula y yo siento cómo mis mejillas se sonrojan.
—Me gustan tus ojos, Benjamín—digo en un murmuro.Sus ojos se abren en sorpresa y yo me sonrojo más.
—¿Sólo mis ojos?—pregunta quisquilloso.
—Sólo tus ojos.Estoy mintiendo y él lo sabe. Todo de él me vuelve loca. Su cabello, sus ojos, su boca, su cuerpo junto con ésos tatuajes. Y eso me recuerda...
—Tienes tatuajes—afirmo alzando una ceja.
—Tengo tatuajes—repite con una pequeña sonrisa de niño travieso.
—¿Qué significan?
—No tienes ni la menor idea—dice y me muerde la nariz.Cuando está a centímetros de mi boca, me muerde el labio superior y luego el inferior. Cierro los ojos ante el acto, en espera de su beso, y llega. ¡Vaya que llega! Mi caballero hace que vea las estrellas.
—Sé lo que haces—susurro al separarme.
—Aún no, Ava—suplica mirándome a los ojos.Noto en su mirada que no está preparado para contarme y aunque deseo presionarlo, me cohíbo. Son muchos tatuajes, muchísimos, no terminaría de explicarme la historia de cada uno – si es que todos tienen una – en unos minutos.
Accedo sin decir nada. En modo de agradecimiento, me besa la frente, ambos ojos, la nariz, las mejillas y por último un casto beso en la boca.
—Tengo que hacer unas llamadas—informa mientras se levanta.
Lo veo marcharse desnudo por la puerta del balcón. Su trasero es fuerte y muy prieto. Me muerdo el labio. Benjamín es... es toda una escultura andante. Con un suspiro, me levanto, y voy directamente al baño. Al verme en el espejo, no me reconozco. Estoy... cambiada. Y es por él, por el hombre que está al otro lado de la habitación.
Me gusta.
Me gusta Benjamín y eso es algo que no puedo negar. La forma en que me mira y quiere cuidar de mí, hace que piense que ve más allá de sí mismo. Nunca imaginé que después de mucho tiempo alguien me podría gustar. Tampoco pensé que lo encontraría mediante una reunión de negocios. Creo que lo qué más me gusta de él es que me hace sentir protegida, cuando me observa con esos ojos, siento que es la perdición para mí. Es qué... ¡tiene unos ojazos! No puedo objetar nada contra eso, y más cuando una de las anatomías qué más me impresiona en una persona, son esas dos cuencas. No hay lugar a dudar que los ojos son las ventanas del alma, y más de aquel qué nunca ha visto claridad en su vida. Antes de hablarle a Benjamín sobre una parte de mi pasado, no pude evitar sentir miedo. Miedo a su reacción, no quería que tuviera otro tipo de pensamiento hacia mí. Me sorprendió la manera en que conllevó mis dudas. Aunque exigía saber qué me pasó, nunca trató de hacerme sentir incómoda y eso es nuevo para mí. ¿Cree qué soy una pobre mujer asustada en el mundo? ¿Por eso cree que tiene cierto derecho a cuidarme?
Niego con la cabeza. No quiero pensar en eso. Es siempre lo que hago. Pensar. Pensar. Por vez primera quiero dejarme llevar por el sentimiento que tengo ahora y sí, de un momento a otro, se pierde, me sujetaré al recuerdo de lo que una vez sucedió.
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Once y Media (11:30) ✔
RomanceEl pasado de Ava White cada vez se hace más presente en su actual vida. Dejar lo que alguna vez fue, se vuelve constante. Sus secretos más oscuros empiezan a salir a la luz al toparse con unos ojos llenos de temor y curiosidad. Pero, ¿curiosidad por...