CAPITULO 27.

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Observo al frente, inclinándome hacia atrás, teniendo cuidado de no aplastar las bolsas que por suerte están más del lado de Benjamín. Recuesto parte de mi espalda del capó y del espejo. Sonrío al tener una vista más clara del cielo. Mi caballero empieza a recoger las bolsas y se baja del auto. Lo veo caminar hacia mi lado izquierdo y sé que está guardando las sobras de comida. En segundos, se acuesta a mi lado, lo más cerca que puede.

—Hace una hermosa noche—adulo con un suspiro.
—Me alegra que te haya gustado, Ava.
—Lo sé. Le pondré más atención al camino de vuelta. A lo mejor me pierda unas cuántas veces aquí—bromeo.

Siento su aliento en mi pelo y luego un beso en mi oreja. Me estremezco. A pesar de mi tono de voz, no estoy mintiendo. Me gusta el lugar y pienso utilizarlo alguna vez.

—Nunca había traído a nadie aquí.
—¿De verdad?—pregunto asombrada, aún así no lo miro.
—Sí.
—¿Por qué lo has hecho?
—Lo recordé y pensé en ti. ¿No es eso buena señal?

Sonrío sin poder evitarlo. ¡Lo es!

—Sí—susurro.
—Me ha gustado mucho compartir esto contigo, Ava.
—A mí también.
—Quiero enseñarte otra cosa.

Abro los ojos sorprendida. ¿Esto no era todo? ¡Si me ha encantado!

—¡¿Otra cosa?!—exclamo.
—¡Sí! Venga, de pie.

Se levanta, ayudándome a bajar. Toma mi mano para llevarme al medio de la colina y se aleja. Se encamina al auto y prende las luces. Me encandilan, pero poco a poco deja de ser molesto. Las mariposas en mi estómago se disipan cuando escucho una voz provenir del auto de Benjamín. Ahí puedo ver cómo mi caballero se acerca con una sonrisa y tiende su mano para que la coja. Dancing in the moonlight-Toploader.

Me tenso cuando sé lo que quiere hacer: bailar. Tomo su mano con timidez y arrima mi cuerpo hacia el suyo. La canción es perfecta para la noche. Con facilidad, empiezo a sentirme cómoda y en segundos estoy riendo con Benjamín, dando vueltas por toda la grama.

Compartir un momento así es totalmente nuevo para mí. Mi caballero es una caja de sorpresas y se ha ganado tantas primeras veces que asusta. En poco tiempo se ha vuelto tan pro-activo en mi vida que siento que el día que no esté, dolerá. Aunque al corazón hay que darle lo que pida, también hay que escuchar a la mente y la razón. Benjamín trae tantas buenas cosas... cosas que nunca creí posibles. Hace que cuestione todo lo que haya vivido antes de él. Sin embargo, una pequeña parte de mí se alegra por todo lo que ha pasado, sino fuese gracias a las vivencias de antes, no sería la mujer que soy hoy en día. Con miedos y dudas, sí, pero ni una sola pizca de lo que era hace unos años.

Benjamín me sorprende cuando abraza con fuerza mi cuerpo para luego apartarse y darme un beso en la frente, en cada ojo, en la nariz, en ambas mejillas y por último un ligero pero tierno beso en la boca.

—La he pasado bien esta noche—dice a centímetros de mis labios, con esa voz ronca.

Sonrío y toco su mejilla para saber si es real. Nunca se lo diré, pero es una forma de hacerme saber que todo esto está pasando.

—Igual yo, Benjamín. Gracias por esto—agradezco de todo corazón.
—Lo que desees, Ava.

Me pongo de puntillas y lo rodeo con mis brazos. Lo beso con dulzura y prácticamente siento cómo me hace el amor con la boca. Al separarnos acomoda mis lentes. Sus ojos brillan. ¡Me encanta! Estoy segura que tener unos ojos tan oscuros pero tan liberales, debería de ser ilegal.

Me da otro beso en los labios.

—Venga, es hora de irnos—dice.

Toma mi mano y me lleva hasta la puerta del copiloto. La abre, invitándome a tomar asiento. Da la vuelta y se introduce dentro del auto. En segundos, lo enciende y salimos del lugar. El camino transcurre en total silencio. No es incómodo, al contrario, es apaciguador. Jamás pensé que un momento así se pudiera convertir en algo tan sagrado. Sé que ambos estamos pensando en la noche tan bonita que pasamos. Y aunque no quiera pronunciar las palabras, es la cita más romántica que he tenido en mi vida. La única.

Once y Media (11:30) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora