Capítulo 17: El pasado de Isaac Lahey

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Isaac encendió un cigarrillo. Inhaló y exhaló. Apenas fumaba, porque le quitaba resistencia física pero había sido un día duro.

Liam estaba acostado junto a él en el césped de la casa de Isaac.

—Me quedaré a dormir. Estoy cansado.

Isaac asintió.

—No esperaba que el programa de contraceptivos y supresores gratuitos tuviera tanta demanda.— dijo Liam.

—Yo sí... y mañana tengo entrenamiento con los omegas más jóvenes.

—¿No es ilegal que los omegas usen contraceptivos si están emparejados y no tienen permiso?

—¿Tú les has preguntado?

Liam negó. Isaac sonrió.

—Tenemos que a hablar de Stiles .— dijo Liam después de unos minutos.

—Lo se. Ahora mismo aún está asimilando lo que ocurrió y con dolores.

—Al menos está sangrando. No hubiera soportado tener un bastardo de ese hijo de puta.

—Stiles lo hubiera soportado... Derek hubiera sido quien se hubiera quedado sin pelotas.

—Isaac, nos equivocamos con Stiles. La sobreprotección no era la respuesta.

Isaac miró las estrellas. Suspiró. La familia Stilinski y la familia Lahey eran amigas pero no podían ser más diferentes.

Para los Stilinski, Stiles había sido un miembro aún más importante de la familia, a quien mimar y proteger. Cuando Isaac le había conocido en la escuela donde iban los omegas de la familia adinerada, Stiles había sido su único amigo.

Stiles siempre estaba risueño aunque le hiciesen burla por sus gafas y su tendencia a la torpeza, y Isaac encontró a su mejor amigo en el.

Cuando sucedió lo de Deucalion, Stiles había seguido a su lado. De hecho había vivido meses con los Stilinski.

La mansión de Deucalion estaba en la cima de una colina. Era un hombre millonario y con cierto poder, pero no un aristócrata ni perteneciente a las familias elitistas. Por eso un matrimonio con un Lahey le beneficiaba.

Nadie sabía que ya tenía un omega reclamado, y no parecía importarle demasiado cuando negoció y compró a Isaac como si fuese un objeto de arte delicado.

Sus padres llegaron y le dejaron allí, sin más. Isaac pudo hablar con Liam el tiempo suficiente para pasarle los datos de los Stilinski. Entonces Isaac no tenía teléfono móvil ni nada parecido.

Había esperado durante casi una hora en una sala enorme hasta que Deucalion le había dicho que pasase. Isaac tenía hambre, era hora de cenar pero el alfa no le preguntó nada, ni se preocupó por como se encontraba.

Dormirás en ese cuarto, excepto cuando quiera follarte.

Isaac se quedó quieto. ¿Follarle? Ni siquiera se habían presentado, ni formalizado el enlace, ni besado...

¿Cuándo será la boda?

No creo en las celebraciones. Follaremos hoy, báñate bien. Tienes ahí productos para rasurarte, odio los pelos.

Isaac no supo qué responder. Tardó unos segundos hasta que al fin reunió valor.

No me siento listo para...

No me respondas. Harás lo que diga. Cuando te diga. Cómo te diga.

Isaac nunca había sido valiente. Pero su cuerpo se llenó de miedo y el pánico mismo de dió fuerzas.

No.

Me gusta más cuando se resisten. Será interesante ver cómo te doblegas y terminas pidiendo perdón.

No...

El primer golpe le abrió el labio y la sangre corrió por su mentón. Luego hubo más. Isaac se había hecho un ovillo en el suelo mientras los golpes caían. Durante un minuto, después de las primeras tres patadas, no sucedió nada. Pero luego un dolor fuerte y lacerante le atravesó la espalda.

Era una fusta como las que usaban para montar caballo, pero la estaba usando para golpear su espalda.

La camisa de estaba mojando con sangre.

Harás lo que quiera. Soy tu dueño y si quiero follarte lo haré.

Isaac se quedó quieto. Tenía los ojos llenos de lágrimas pero la desesperación le impulsaba a buscar una solución, una salida. Ese hombre iba a matarle.

Peor aún. Iba a golpearle y violarle, marcarle y hacerle eso por el resto de su vida.

Sacó fuerzas de la nada. Se impulsó hacia delante, se dió la vuelta y le arrebató la fusta.

Deucalion se rió. Isaac era tan pequeñito, tan delgado, tan... ridículo a sus ojos.

Pero Isaac empezó a golpear con todas sus fuerzas, tratando de darle en la cara, tratando de hacerle algo, lo que fuese...

Deucalion le arrojó al suelo, le puso de espaldas y le bajó el pantalón.

Iba a hacerlo.

Iba a hacerlo...

Isaac gritó, dió una patada hacia atrás y acertó en sus testiculos. Eso le permitió girarse y con toda la fuerza de su desesperación, le golpeó la cara con la fusta.

Golpeó. Golpeó y golpeó, hasta que Deucalion le soltó.

Vio su cara llena de sangre pero él solo corrió.

Salió de la mansión, corrió, corrió sin parar los treinta y cinco minutos que tardó en llegar a la casa de los padres de Stiles.


Ellos eran siempre amables y buenos. Ellos le ayudarían... golpeó la puerta hasta que alguien abrió y entonces todo en su cabeza se fundió a negro.


Despertó tres días después. Tenía vendajes en piernas y espalda, dificultades para abrir un ojo y una especie de shock.

Stiles estaba allí, también su madre Claudia Stilinski.


Los Lahey  no fueron. Estaban tratando de echar arena sobre el escándalo, porque Deucalion quería denunciar a Isaac.

Isaac le había destrozado un ojo. Había perdido la visión por los golpes del omega.

No parecía importarles que su hijo estuviese herido. Probablemente se avergonzaban de que su hijo fuese tan imbécil como para no saber ser un buen omega.

Alguien había abierto la puerta. Isaac se asustó pero solo era Liam, el omega.

Señora Claudia, ya está el desayuno...

Gracias, Liam...

Liam trabajó en casa de los Stilinski durante meses. Todos los meses que Isaac tardó en recuperarse.

Entonces fue cuando Stiles, Liam y Isaac de hicieron amigos inseparables.

La familia Lahey negoció. Isaac se libró del compromiso, le dieron su parte legítima en los negocios y su parte de la herencia, y solo su madre ocasionalmente le hablaba.

Isaac volvió al presente.

—Protegimos a Stiles demasiado. Olvidamos que al final el también era un omega y podía ocurrir algo así.

—Debemos mostrarle lo que pasa en el P.R.O. — dijo Liam.

—Lo haremos.


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El Código Hale [STEREK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora