Capítulo 30: Juegos de alfa

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Ojos amarillos brillantes.

Un gruñido. Varios fogonazos de luz y luego un gran lobo y un gran lobo gris, abalanzándose sobre él...

Stiles gritó sentándose sobre la cama, empapado en sudor. Miró a su lado. Vacío.

Pasó la mano. Las sábanas estaban frías, pero arrugadas y sucias como prueba de lo que ocurrido la noche anterior entre ellas no lo había producido su imaginación.

Aunque para ser sinceros, su imaginación no hubiese podido elucubrar por sí sola las sensaciones que el señor Hale le había provocado.

Estaba un poco decepcionado por el hecho de haber despertado en absoluta soledad, pero el señor Hale se había comportado de un modo completamente diferente la noche anterior, de modo que trató de que el amanecer no amargase la noche.

En la planta baja estaban ya en pleno movimiento. Había personal de servicio y también estaban Isaac y Scott.

Stiles entró en la cocina con un nido en el estómago y sin saber realmente qué iba a recibir.

—Buenos días, Stilinski. — Derek le miró con esos ojos de nuevo fríos como hielo .— ¿té o café?

Stiles necesitó unos segundos para que su cerebro procesase el cambio. Recordaba esos ojos fríos como icebergs derretidos sobre él, y ese cuerpo ansioso empujando en su interior...

El ruido de la leche derramándose en el vaso que el señor Hale estaba llenando le absorbió. Sus ojos fijos en las manos del alfa...

—Stiles. —Isaac chasqueó los dedos frente a él .— ¿té o café? La camarera del señor Hale tiene más tareas que servirte, recuerda que no todos somos alfas privilegiados.

Derek arqueó las cejas y Scott movió la cabeza negando a la vez que sonreía ante el descaro de su omega.

—Café. No he dormido muy bien.

—He podido hablar con Liam. Está bien, aunque la banda de Deucalion le dió varias palizas. Necesita reposo y un doctor ya le ha visto. No sé por qué motivo, pero aunque quiere que vaya a verlo esta noche porque le duele la marca, no quiere que lo saquemos de casa de ese tal Raeken.

—Theo ha dicho que no vendrá a trabajar.

—Cuando un alfa y un omega destinados a estar juntos se encuentran, es difícil separarlos .— dijo Scott.

Stiles apartó la mirada. Para el señor Hale olvidarlo parecía sencillo.

—Iré a pedir que preparen mi coche. — Derek pasó por detrás de Stiles y le acarició la espalda sin que nadie más lo viese, haciendo que le recorriera una especie de descarga eléctrica.

Entonces era un secreto. El señor Hale no había olvidado lo ocurrido, pero era un secreto...


❀ ❀ ❀ ❀

Theo era un enfermero atento. Durante todo el día cuidó y vigiló que Liam comiera, durmiera, descansara, tomara los medicamentos y estuviera bien.

Aunque no sabía cómo ayudarle con el dolor que hacía la marca de su cuello al palpitar y a la vez era el que más le preocupaba.

—Isaac sabrá que hacer. — le dijo Liam a Theo,  estaba empezando a tener un serio problema de celos y posesividad con respecto a ese Isaac.

—Bueno, mientras yo puedo... soplar para aliviarte. — Theo se sentó a su lado y sopló levemente contra la cicatriz irregular y enrojecida.

Liam se lo permitió. Era agradable. Estar con Raeken... Theo era agradable.

Nunca se iría de su lado, eso era lo que sentía y sentirlo era extraño.


❀ ❀ ❀ ❀


Stiles tecleaba rellenando todos los formularios para legalizar el P.R.O.

—¿No crees que el nombre Resistencia puede resultar un poco agresivo?— se atrevió a insinuar.

—No pienso cambiar ni una coma, y si a los alfas no les gusta...

—Tranquilo... ya lo pongo.

—Al final que Hale te folle va a reportarnos algún beneficio. Al P.R.O, porque a ti sólo te hará daño.

A Stiles se le congelaron los dedos. Isaac le mantuvo la mirada.

—Tú estás tonteando con Scott.

—Sí, y me trata como algo valioso siempre.

—Necesito tu... número de identidad, una cuenta bancaria y una firma...

—Por supuesto.

Stiles se sentía dolido más aún porque el señor Hale le había tratado como cualquier otro día en la oficina.

Definitivamente lo ocurrido la noche anterior no había sido más que un espejismo en su desierto emocional.

La recepcionista cerró la puerta tras ella. Isaac se había ido también.

Era el momento de irse a casa.

Se levantó y empezó a apagar el ordenador cuando un ruido le distrajo.

Él estaba allí.

—¿Ya ha terminado por hoy?

—Las horas han pasado rápido...

Hale se apoyó contra la puerta. Se pellizcó el labio inferior, pensativo.

—Le pasaron rápido... debí decirle que necesitaba unas horas extras, quizás así le pasasen lentas...

—Señor Hale...

—Stiles, tranquilo... no quiero que te desmayes antes de que termine.

El tono de voz grave y el cambio del usted al tú, hicieron que las rodillas de Stiles casi cediesen.

Entonces Derek le subió al escritorio.

—Tengo una cena de negocios en cuarenta minutos, no puedo ensuciar mi traje.

Stiles gimió. Derek le abrió la cremallera de los pantalones.

—Así que tendrá que ser en exclusiva usted y sólo usted.

Derek metió la mano y buscó el pene de Stiles. La oficina vacía estaba silenciosa y calmada. Derek le lamió el cuello y empezó a masajear el tronco del pene de Stiles, muy lentamente, demorándose en subir y bajar la mano, acariciando con la palma.

Stiles gritó y Derek chupó el punto sensible de su cuello para luego lamerle la garganta, y con la palma de la mano presionó y estimuló la cabeza de su polla, la tierna carne del miembro palpitando contra su mano. Haciendo que Stiles se corriese contra él...

—Tengo que irme. — dijo cuando terminó. — tengo una cena muy importante.



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El Código Hale [STEREK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora