El Código Hale [STEREK]

Capítulo 28: Momentos a solas

Stiles estaba sentado frente a Derek. Ambos llevaban en absoluto silencio los más de quince minutos que habían transcurrido desde que se habían quedado solos.

—Gracias. — dijo al fin Derek .— tu amigo ha resultado de gran ayuda.

—No podías seguí así...

—No sabía que eras virgen.

—No, en serio...

Derek alargó el brazo para detenerle. Respiró despacio y fijó sus ojos en el omega.

—Stilinski...

Stiles no movió la cabeza. Sus ojos mieles brillaban con frialdad fijos en los de Derek.

—¿Sí, señor Hale?

—No me gustó verle con ese omega...

—Usted no es mi alfa.— Stiles se bajó el cuello del jersey .— ¿ve alguna marca...?

Derek le acarició los labios.
Stiles empezó a respirar rápido.

Cuando estaban solos todo fluía con naturalidad.

—Me pone nervioso no adivinar que terreno estoy pisando y hablar con usted se ha convertido últimamente en una mezcla de caminar sobre hielo congelado y brasas al mismo tiempo. — dijo al fin el alfa.

Stiles cerró los ojos. Derek le sujetó la cara y empezó a lamer sus labios.

—Stilinski, ¿qué me ha hecho...?

—No está bien si no es mi alfa .— Stiles se apartó, tratando de no sucumbir una vez más a los encantos de Hale.

—¿Pero con ese periodista de medio pelo si?

—No diga eso. Sabe perfectamente cómo es nuestro sistema, como funciona esto. Él es otro omega. Usted es un alfa. No está bien.

—Se siente muy bien.

Derek estaba de nuevo tras él.
Le estaba besando tras la oreja.

Stiles se dejó llevar. No había nadie, nadie vería esos besos. Y se sentían increíble.

Se dió la vuelta para facilitarle a Derek el trabajo de besarle.

—Me gustaba más como le quedaban las gafas.

—Lástima porque a mí me gustan los lentes de contacto.

Derek lo sentó de nuevo sobre la cama. Stiles trató de calmar su corazón. Estaba latiendo tan rápido que podía literalmente sentir los golpes contra su pecho.

Isaac subió a su coche y Scott se sentó a su lado, revisando si habían comprado todo en la farmacia. Isaac había decidido añadir a la comprar unos inyectables que podían ayudar a Derek a aliviar rápidamente los síntomas de picor y molestia, alcohol y gasas.

—Nos confundieron con una pareja .— dijo Scott sonriendo con picardía.

Isaac se puso nervioso. No logró introducir la llave en el contacto a la primera y a Scott le dió aún más ternura.

El farmacéutico les había ofrecido preservativos y eso había hecho a Isaac avergonzarse como un adolescente.

Era tan grande pero no sabía besar y me ponía nervioso que le hablasen de condones.

Scott se moría de amor por él.

Le sujetó la mano y le ayudó a meter la llave.

—Despacio, y con cuidado.
Dentro. Encajada a la perfección.

Isaac boqueó. Una sensación de placer le daba vueltas en el bajo vientre y su pene se endureció.

Scott le agarró el mentón, le giró la cara y le besó.

Isaac abrió los ojos y luego los cerró. Scott abrió las manos acariciando sus mejillas y empujó con su lengua. Le abrió la boca y le empezó a acariciar el interior de ésta, pasándola por el paladar y contra la lengua de Isaac.

—Sabes a pura gloria. — dijo al fin Scott. — todo tú debe saber a cielo.

—Nuestro líder espera que le cubre la espalda.

—Cierto. Será mejor que vayamos.

Isaac conectó el motor.

Scott miró la noche a través del cristal.

Todo progresaba muy adecuadamente con su omega.

Stiles escuchó el coche subir por la carretera y el ruido de los neumáticos por la grava del camino de entrada de Derek.

Estaba acostado sobre su cama, perfectamente vestido y decente, pero desde hacía mucho rato él y el señor Hale se estaban besando. Y acariciando.

El señor Hale también había escuchado el coche.

Se apartó y le ayudó a levantarse. De nuevo en silencio, como si ese momento a solas no hubiese ocurrido.

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