game store ;; rubegetta

ｔ ｒ ｅ ｉ ｎ ｔ ａ ｙ ｃ ｕ ａ ｔ ｒ ｏ

rubén se encuentra terminando de limpiar la tienda, escuchando vitamin c de can, para que al fin pueda irse a su casa.

alex, como la mayoría de veces, se ha ido desde antes a su casa, diciendo que como a rubén le gusta estar solo, se quedara así limpiando la tienda. rubén no le dijo nada, porque nadie puede con ese chico.

y luego de guardar algunas cosas, se fija en la hora, sacando su móvil, dándose cuenta que no tiene muchos  mensajes como siempre y no es que le importe eso, sino que quizás se acostumbró a eso, pero tampoco es que le preste demasiada atención.

y el hecho de que el insistente pelinegro tampoco haya ido hoy a la tienda también se le hace algo extraño, le da una extraña tranquilidad o eso se hace pensar el rubio.

decide continuar con su trabajo, pero el dulce olor de algo lo interrumpe y cuando voltea al frente se encuentra con el pelinegro con más paciencia del mundo, haciendo que casi suelte el móvil.

—perdón, ¿te asusté? —pregunta samuel apenado.

—¿tú que crees? —le dice rubén.

—lo siento—se disculpa apenado—, y-y hola.

—pensé que te habías cansado y ya no volverías. era demasiado bueno para ser verdad.

—¿entonces me esperabas?

samuel a pesar de lo hijo de puta que es rubén siempre trata de ser positivo, aunque en el fondo sí le duela un poquito.

—no, para nada, ¿no es muy tarde para que estés aquí? —le pregunta, guardando su móvil.

—eh sí, pero no vengo solo, vine con él—samuel señala hacia el otro lado de la calle, mirando a quien rubén conoce como el "chino bailador", el cual nota que lo miran y levanta sus pulgares en dirección de los dos chicos.

—ah—musita el rubio.

samuel se da un facepalm mental y vuelve a mirar a rubén, quien tiene el mismo semblante serio de todos los días, rubén le mira también y nota como el otro lentamente se va poniendo rojo, odia eso, porque inconscientemente él también tiende a ponerse así.

—t-te traje esto—el pelinegro le extiende la caja de pastelillos.

—umh, creo que no es necesario, agh, bueno, no... —rubén comienza a negar.

—anda, aceptalos, es la única forma de estar contigo por un rato—insiste el otro.

—de verdad no.

—de verdad sí.

—que no.

—sí, anda, después de que me dejaras de contestar los mensajes tuve que buscar alguna otra forma para hablarte—le dice.

rubén traga duro y se contiene, está comenzando a perder la paciencia.
pero también quiere preguntarle al chico "¿de verdad te gusto?", porque le sigue pareciendo algo extraño y para nada cómodo.

y al quedarse pensando, samuel aprovecha para poner la caja entre sus manos, a lo que él reacciona segundos después.

—fue un gusto haber hablado contigo, adiós rubén, hoy te ves tan lindo como siempre—después de eso, samuel se retira de la tienda.

y nuevamente está esa sensación incómoda en las mejillas de rubén, odia eso, odia los pastelillos, odia la caja con muchísimas figuritas de decoración, odia que alguien guste de él, odia todo. pero lo que más odia es sonrojarse por alguien sin razón alguna, al menos para él.

💢; escribí esto en la madrugada y no le seguí pq no mamen, escuché unos ruidos y me asusté y santamariamadrededios😳

nos leemos luego, banda, un beso en sus colas