t r e i n t a y c i n c o

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en la tienda de videojuegos está todo en calma, y alex, quien está ocupando su puesto, bosteza y le cambia a la canción, haciendo que esta vez suene Blah Blah Blah de armin van buuren, sonriendo levemente.

aunque luego vuelve a bostezar, no ha dormido lo suficiente, se ha desvelado jugando algunas partidas con david, como él se lo prometió hace ya unos días. sabía que pasaría esto, pero no se arrepiente.

la hora de dormir se repite, los divertidos momentos que pasé con fargan no; piensa alex.

—hola alex—saluda alguien entrando a la tienda.

—¿mmh? —alex voltea despistado hacia la entrada—, hey, hola.

—¿qué tal va todo? —pregunta el pelinegro, acercándose al puesto del más pequeño.

—todo bien, tengo un poquito de sueño, pero... —se encoje de hombros—. ah, rubén está allá, acomodando unas cosas.

—gracias—contesta samuel—, por cierto, fargan me encargó a que te diera esto y que es de su parte.

samuel le entrega una caja de pastelillos, mirando cómo a alex se le iluminaba el rostro.

—muchas gracias, a fargan y a ti—agradece alex, tomando los postres en sus manos.

—también me dijo que eras tú el que terminaba comiéndose los pastelillos de rubén.

—yo, lo siento, es que están deliciosos.

—no hay problema, chico. ahora ya tienes los suyos—sonríe samuel.

—eh, sí, sí, claro—asiente.

—vale, iré con... —señala hacia uno de sus lados.

—ajam, suerte—le regala una pequeña sonrisa.

samuel susurra un "gracias" y va en busca de su rubio favorito, aunque es prácticamente el único que conoce.

mientras que alex se queda pensando en la gran paciencia que tiene samuel, aún después de días en los que rubén apenas y le dirige una mirada toda pesada, él sigue vistandolo trayendo consigo su caja de pastelillos, porque ni eso le detiene.
te tiene que gustar demasiado alguien como para que le aguantes su horrible humor.

y a samuel le gusta mucho rubén, le gusta demasiado, aveces cree que sólo es un capricho u obsesión, aveces cree que fue amor a primera vista, pero de lo que sí está seguro es que está dispuesto a aguantar a rubén en todas sus facetas, porque a él sí le gusta demasiado como para seguir yendo diariamente a verlo a pesar del trato que le da.

alex desea que algo así le pase, aunque aquella caja de pastelillos es un inicio, ¿no?

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